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6,8
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Documental
Enfocada a modo de documental vanguardista, "Cada ver es...", describe el quehacer diario de una persona, Juan Espada del Coso. Su oficio: tratar con cadáveres. (FILMAFFINITY)
12 de abril de 2011
18 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Documental extraño o puesta en escena atípica, no sé muy bien cómo definir 'cada ver es', pero no importa. 'Cada ver es' cuenta la historia de Juan Espada y su trabajo en la morgue del Hospital Universitario de Valencia. Juan no tiene olfato y tiene muchas dioptrias trabaja allí años ha, es viudo y vive bien con su soledad, hasta su nombre 'soledad' le es simpático, la soledad es su vida y él la asemeja a la muerte con la diferencia de que el muerto no es consciente de ella.
La composición del documental (así lo llamaremos) contiene las impresiones de Juan, imágenes silentes y solitarias de escaleras, largos corredores, puertas, una flecha que nos indica el camino, una sala, unos grifos, una lámpara, un bisturí; de pronto un cambio nos lleva al manicomio de Bétera, colección de rostros, colección de máscaras, hipertrofia del gesto. El resto: los cadáveres.
Secuencias de 'Los pájaros' de Hitch sirven para que Juan explique por qué el cine no le da miedo, "porque todo es mentira y detrás de la chica hay una cámara", reflexiones de sencilla inocencia. Lo que le da miedo es la vida. La muerte, dice, debe ser bonita, en ella todos somos iguales, en la vida la cosa cambia y cada uno piensa de una manera, sólo pensamos en matar y en mandar.
Los cadáveres son el trabajo de Juan y son presentados en toda su variedad repugnante:
-Suspendidos en un foso, imagen terrorífica y abismal.
-De forma cómica adoptando posturas extravagantes, parada de monstruos esperpéntica.
-Pareciendo una suerte de carcasas bio-látex porque alguna vez tuvieron vida aunque parezcan látex sacados del peor cine gore.
-Troceado, afeitado, limpiado de cadáveres.
-En estado absoluto de descomposición en el que los tejidos se deshacen y hay putrefacción y grasa flotando entre líquidos, imágenes difíciles de contemplar, abyectas, obscenas y por eso mismo pornográficas. Lo real llevado a su hipérbole.
La fascinante cabeza diseccionada de una bella joven durmiente, una novia cadáver, un haz bello donde hubo alguién, un envés anatómico-cárnico que sólo remite al formol y donde no hay discurso. Todo ello cabe en el espacio cúbico del recipiente: fascinación y su reverso más obsceno. Las entrañables palabras de Juan la traducirán como "cabeza muy bien conservada y con un color muy agradecido".
Un bebé como relajación, íntegro, perfecto, hasta con color, nadie escapa.
Sus relatos son acompañados de las imágenes de los cadáveres, en una camilla, en el suelo, una cabeza, plano de una mano en descomposición, pies, líquidos, obscenidad trivializada por un relato que parece ajeno a la obscenidad, ahora ya convertida en una mezcla de realidad que va desvaneciéndose para dar más peso a la ficción en la que nos convertimos: moldes rígidos, muñecos hinchables, caricaturas repugnantes.
Juan con su naturalidad e inocencia cuenta su experiencia en la guerra y la impresión que le produjo el contacto con el primer cadáver.
Seguimos en spoiler ->
La composición del documental (así lo llamaremos) contiene las impresiones de Juan, imágenes silentes y solitarias de escaleras, largos corredores, puertas, una flecha que nos indica el camino, una sala, unos grifos, una lámpara, un bisturí; de pronto un cambio nos lleva al manicomio de Bétera, colección de rostros, colección de máscaras, hipertrofia del gesto. El resto: los cadáveres.
Secuencias de 'Los pájaros' de Hitch sirven para que Juan explique por qué el cine no le da miedo, "porque todo es mentira y detrás de la chica hay una cámara", reflexiones de sencilla inocencia. Lo que le da miedo es la vida. La muerte, dice, debe ser bonita, en ella todos somos iguales, en la vida la cosa cambia y cada uno piensa de una manera, sólo pensamos en matar y en mandar.
Los cadáveres son el trabajo de Juan y son presentados en toda su variedad repugnante:
-Suspendidos en un foso, imagen terrorífica y abismal.
-De forma cómica adoptando posturas extravagantes, parada de monstruos esperpéntica.
-Pareciendo una suerte de carcasas bio-látex porque alguna vez tuvieron vida aunque parezcan látex sacados del peor cine gore.
-Troceado, afeitado, limpiado de cadáveres.
-En estado absoluto de descomposición en el que los tejidos se deshacen y hay putrefacción y grasa flotando entre líquidos, imágenes difíciles de contemplar, abyectas, obscenas y por eso mismo pornográficas. Lo real llevado a su hipérbole.
La fascinante cabeza diseccionada de una bella joven durmiente, una novia cadáver, un haz bello donde hubo alguién, un envés anatómico-cárnico que sólo remite al formol y donde no hay discurso. Todo ello cabe en el espacio cúbico del recipiente: fascinación y su reverso más obsceno. Las entrañables palabras de Juan la traducirán como "cabeza muy bien conservada y con un color muy agradecido".
Un bebé como relajación, íntegro, perfecto, hasta con color, nadie escapa.
Sus relatos son acompañados de las imágenes de los cadáveres, en una camilla, en el suelo, una cabeza, plano de una mano en descomposición, pies, líquidos, obscenidad trivializada por un relato que parece ajeno a la obscenidad, ahora ya convertida en una mezcla de realidad que va desvaneciéndose para dar más peso a la ficción en la que nos convertimos: moldes rígidos, muñecos hinchables, caricaturas repugnantes.
Juan con su naturalidad e inocencia cuenta su experiencia en la guerra y la impresión que le produjo el contacto con el primer cadáver.
Seguimos en spoiler ->
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
"Sólo un muerto me dió un poquitín de miedo" pero a partir de él superó ese miedo, porque ningún muerto le ha hecho nunca nada.
Explica ejemplificando la psicología del miedo: un animal muerto nos da asco pero un cadáver nos da miedo.
El cree "algo" y ese algo le hace pedir perdón si pisa a alguno, a hablar con ellos e incluso a estar a gusto con ellos porque el alma "ve lo que le hago al cuerpo y como yo ni lo maltrato ni lo insulto".
Un Juan que tiene pesadillas pero al mismo tiempo también es un bromista, feliz en su soledad con un trabajo en el sótano donde no hay nada vivo, una mirada al tragaluz para contemplar piernas que caminan, fuera hay vivos, ruido.
La presencia de lo fílmico (cámara, micrófono,...) lo convierten en el actor estelar. Toma 10 claqueta.
Sólo nos convertimos en algo realmente cómico y no obsceno cuando nos desprendemos de toda la carne y adquirimos la final forma de esqueleto en la que podemos reír a placer en un totentanz que todos bailaremos.
¿Qué fue de Juan?
Explica ejemplificando la psicología del miedo: un animal muerto nos da asco pero un cadáver nos da miedo.
El cree "algo" y ese algo le hace pedir perdón si pisa a alguno, a hablar con ellos e incluso a estar a gusto con ellos porque el alma "ve lo que le hago al cuerpo y como yo ni lo maltrato ni lo insulto".
Un Juan que tiene pesadillas pero al mismo tiempo también es un bromista, feliz en su soledad con un trabajo en el sótano donde no hay nada vivo, una mirada al tragaluz para contemplar piernas que caminan, fuera hay vivos, ruido.
La presencia de lo fílmico (cámara, micrófono,...) lo convierten en el actor estelar. Toma 10 claqueta.
Sólo nos convertimos en algo realmente cómico y no obsceno cuando nos desprendemos de toda la carne y adquirimos la final forma de esqueleto en la que podemos reír a placer en un totentanz que todos bailaremos.
¿Qué fue de Juan?