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España España · Valencia
Voto de Victoria:
6
Drama Los días finales de la vida del presidiario irlandés Alexander Pearce esperando su ejecución. En 1824, encadenado en la oscuridad de una celda en la cárcel de Hobart, Pearce es visitado por el Padre Connolly, el sacerdote de la parroquia de la colonia, y un muchaco irlandés. La última confesión de Alexander Pearce dibujará una imagen visceral y contará como un hombre hizo algo inimaginable en una situación inconcebible. (FILMAFFINITY)
17 de junio de 2010
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En una hora se relata con sobriedad e incluso con rigor la historia de Alexander Pearce (de hecho, también aparece el grabador Thomas Bock, convicto también, al que se le asignarían entre otros trabajos el de hacer los retratos de los ejecutados). Con buenas interpretaciones, rodada en los lugares donde todo ocurrió: Tasmania, Sarah Island donde se encontraba el penal que pisaría Pearce por robar seis pares de zapatos.

Pearce confiesa al sacerdote su historia antes de ser ajusticiado. La película discurrirá entre flashback, las conversaciones con el sacerdote y el inmediato tiempo presente en el que los diversos protagonistas comentan desde los porqués, hasta cuestiones jurídico-coloniales. Un sacerdote, Conolly, que intentará a través de la confesión comprender al hombre y sus
motivos.

En realidad, podríamos decir que estamos hablando de un documental, perfectamente dramatizado, pero un documental.

Lo interesante de la película es, dada la exposición fiel de los hechos, la reflexión (personal) que suscita acerca de los actos de Pearce.

¿Es Pearce un monstruo? Dadas las circunstancias parece que no. Pero el tema es más complejo. No se trata tanto de antropofagia sino de asesinar al semejante para comer. Ahí es donde creo que nos encontramos con el verdadero tabú. Comer carne humana podemos hacerlo todos en una coyuntura extrema, otra cosa es que matemos al otro para alimentarnos.

Lo que diferencia al hombre de la bestia, es la instauración de una "Regla" y este paso es lo que se llama "sociedad". Aceptando el asesinato bajo estas condiciones, se produce forzosamente un fenómeno inverso: el paso de la civilización a lo primitivo, del hombre a la bestia. Si esta regla es quebrantada, entonces, lógicamente, ninguna otra regla social puede ser respetada, sólo reinará la ley de la selva, la ley del más fuerte.

Pero se quebrantan reglas en el penal de Sarah Island, se quebrantan reglas en el comportamiento colonial, ahí tenemos al Kurz de Joseph Conrad y al Kurz de Coppola, el asedio de Stalingrado que provocaría casos como el de Pearce, y tantos otros.

Hablando de asesinato y siguiendo a Bataille el sentimiento de interdicto entra en juego plenamente adentro. Afuera, respecto a los extraños, el interdicto se resiente aún. Pero puede ser transgredido. Ellos son un grupo de presos, un grupo de extraños. Continúa en spoiler por falta de espacio --->
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Victoria
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