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Voto de Victoria:
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Drama
Louise y su hija Jeanne viven juntas y se llevan muy bien. Mientras Louise se gana la vida cuidando niños, Jeanne busca trabajo sin demasiado entusiasmo. Un día, leyendo un anuncio en Internet, Louise alimenta la esperanza de que su hija consiga trabajo con Samuel Bleistein, un abogado de renombre que conoció en su juventud. (FILMAFFINITY)
28 de junio de 2010
25 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
André Téchiné se basa en un suceso real del 2004 y en la pieza teatral a la que daría lugar: RER de Jean Marie Besset: Una joven (Marie-Léonie Leblanc) con su bebé de 13 meses, denuncia haber sido atacada por 6 africanos en el metro tomándola por una judia, le hacen unos cortes, le cortan un mechón de pelo y le dibujan unas svásticas en el vientre.
La movilización fue de envergadura, más de 60 policías movilizados, análisis de videos de bandas, rastreo en las estaciones buscando posibles agresores.
Imagino a Groucho gritando ¡Es la guerra!
Qué papelón el de Chirac hablando del pavor que sentía, qué papelón el de Nicole Guedj (secretaria de Estado de los derechos de las víctimas y administradora del Consistorio central israelí de Francia), en fin todo el mundo se volvió loco.
¿Y los media? ¡más madera, es la guerra, recojan la ropa!
Téchiné aparte de una buena música, una elegante puesta en escena y sin afectación hace poca cosa. Acompaña a Jeanne con sus patines, su novio, sus idas y sus venidas. No profundiza ni en el universo familiar, ni en el personal, ni en el político, ni en el mediático. Y, finalmente, me sobra la escena en la que Michel Blanc y su familia discuten (sin profundizar) el tema desde el daño que provoca una mentira de este tipo que da alas al negacionismo. Sin embargo, no hablan de islamofobia en ningún momento. Si se es aséptico en el relato fílmico no se puede uno escorar, digo yo.
En realidad, oyendo la canción RER D del álbum arabian panther del rapero Medine Zaouiche (búsquese video con la letra) en unos 6 minutos cuenta más cosas e incluso opina acerca de todo lo que no ha opinado, ni mostrado, Téchiné. Qué cosas pasan, eh.
En ningún momento Téchiné menciona la posible repercusión de la instrumentalización del antisemitismo basado en falsa denuncia en la población de los suburbios (ya muy señalada) y que podría tener unos chivos expiatorios, pero bien que mete en los diálogos el peligro de que una mentira de este tipo deslegitime las verdaderas agresiones antisemitas pasadas y futuras. No hay afectación sentimental en el film, pero sí contempla al colectivo judío como víctima de la mentira, olvidando que hay otro colectivo que también es víctima.
André dice que no busca el juicio moral de la joven sino mostrar su universo particular que le llevó a inventarse la agresión. No ha mostrado nada, y no hace hablar a Jeanne, sólo la somete a una presión amorosa como posible explicación. Resuelve la crítica al comportamiento histérico de los Media en pocos renglones.
"Es sorprendente que haya una mentira que se apoya en algo que les sucede a otros", dice André. No sé de qué se sorprende cuando en realidad el porqué de la mentira de una niñata se fundamenta en el sólido edificio social construido en torno a la "Víctima". Continúa en spoiler por falta de espacio --->
La movilización fue de envergadura, más de 60 policías movilizados, análisis de videos de bandas, rastreo en las estaciones buscando posibles agresores.
Imagino a Groucho gritando ¡Es la guerra!
Qué papelón el de Chirac hablando del pavor que sentía, qué papelón el de Nicole Guedj (secretaria de Estado de los derechos de las víctimas y administradora del Consistorio central israelí de Francia), en fin todo el mundo se volvió loco.
¿Y los media? ¡más madera, es la guerra, recojan la ropa!
Téchiné aparte de una buena música, una elegante puesta en escena y sin afectación hace poca cosa. Acompaña a Jeanne con sus patines, su novio, sus idas y sus venidas. No profundiza ni en el universo familiar, ni en el personal, ni en el político, ni en el mediático. Y, finalmente, me sobra la escena en la que Michel Blanc y su familia discuten (sin profundizar) el tema desde el daño que provoca una mentira de este tipo que da alas al negacionismo. Sin embargo, no hablan de islamofobia en ningún momento. Si se es aséptico en el relato fílmico no se puede uno escorar, digo yo.
En realidad, oyendo la canción RER D del álbum arabian panther del rapero Medine Zaouiche (búsquese video con la letra) en unos 6 minutos cuenta más cosas e incluso opina acerca de todo lo que no ha opinado, ni mostrado, Téchiné. Qué cosas pasan, eh.
En ningún momento Téchiné menciona la posible repercusión de la instrumentalización del antisemitismo basado en falsa denuncia en la población de los suburbios (ya muy señalada) y que podría tener unos chivos expiatorios, pero bien que mete en los diálogos el peligro de que una mentira de este tipo deslegitime las verdaderas agresiones antisemitas pasadas y futuras. No hay afectación sentimental en el film, pero sí contempla al colectivo judío como víctima de la mentira, olvidando que hay otro colectivo que también es víctima.
André dice que no busca el juicio moral de la joven sino mostrar su universo particular que le llevó a inventarse la agresión. No ha mostrado nada, y no hace hablar a Jeanne, sólo la somete a una presión amorosa como posible explicación. Resuelve la crítica al comportamiento histérico de los Media en pocos renglones.
"Es sorprendente que haya una mentira que se apoya en algo que les sucede a otros", dice André. No sé de qué se sorprende cuando en realidad el porqué de la mentira de una niñata se fundamenta en el sólido edificio social construido en torno a la "Víctima". Continúa en spoiler por falta de espacio --->
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Jeanne no dice "me han asaltado 6 hombres en un metro", sino "me han asaltado 6 africanos creyendo que yo era judia y me han pintado svásticas". Jeanne sabe bien lo que dice, porque se autodiseña con el perfil victimista más mediático. Por tanto Jeanne con esta descripción experimenta una valorización social que le confiere su estatus de "Víctima".
[La mejor forma de comprender una época, es interesarse por sus obsesiones. La nuestra está obnubilada por las víctimas. Las víctimas han invadido: el imaginario, los medias y la política. Pero ¿qué es una víctima? es ante todo una categoría social, la consecuencia de un sistema que se construye alrededor de ella y que la promueve.
La proliferación de victimas marca una profunda transformación de nuestra sociedad. La víctima lo justifica todo. El calificativo de víctima confiere una dignidad nueva al que lo lleva.
La sociedad de las víctimas conduce al victimismo. Con el Humanismo el hombre era la medida de todas las cosas, en el "victimismo", es la víctima.
Si nuestra sociedad adoptó la religión de las víctimas, es porque presta al sufrimiento la facultad de ser sacralizado. Nuestra relación con el sufrimiento es del orden de lo místico, versión laicizada de las virtudes prestadas hace mucho a mártires y santos.
La causa de las víctimas es instrumentalizada. Nada mejor para poner en marcha la opinión pública que exhibir a la víctimas. Lo que se construye es una concepción victimaria y por tanto binaria del mundo. De un lado individuos inocentes unidos en el sufrimiento y por otro un poder que les oprime.
Y bajo la compasión, el odio: es el mecanismo recíproco de la piedad agresiva. Más allá de la víctima hay un culpable que está en la mira.
Después de haber ignorado a las víctimas y burlado su memoria durante mucho tiempo, la sociedad se entrega al victimismo. Esta compasión es un enriquecimiento humano pero es un escollo en materia de gobierno de masas.]
En la Sociedad de las Víctimas la "agenda setting" determinará los fuegos artificiales a utilizar y mientras dure la noticia tomará el timón de la opinión pública.
Marie-Leonie Leblanc hizo algo gravísimo por sentirse durante un tiempo víctima en una sociedad que la iba a sacralizar. Los políticos y los media hicieron el ridículo al no contrastar nada, tenían la víctima perfecta ¿por qué y para qué dudar? pero al contrario que en el cuento se les convirtió en una (rana) niñata chalada. ¡Tierra trágame! dijeron todos.
____
El encorchetado [...] está extraído del libro "La société des victimes" de Guillaume Erner.
[La mejor forma de comprender una época, es interesarse por sus obsesiones. La nuestra está obnubilada por las víctimas. Las víctimas han invadido: el imaginario, los medias y la política. Pero ¿qué es una víctima? es ante todo una categoría social, la consecuencia de un sistema que se construye alrededor de ella y que la promueve.
La proliferación de victimas marca una profunda transformación de nuestra sociedad. La víctima lo justifica todo. El calificativo de víctima confiere una dignidad nueva al que lo lleva.
La sociedad de las víctimas conduce al victimismo. Con el Humanismo el hombre era la medida de todas las cosas, en el "victimismo", es la víctima.
Si nuestra sociedad adoptó la religión de las víctimas, es porque presta al sufrimiento la facultad de ser sacralizado. Nuestra relación con el sufrimiento es del orden de lo místico, versión laicizada de las virtudes prestadas hace mucho a mártires y santos.
La causa de las víctimas es instrumentalizada. Nada mejor para poner en marcha la opinión pública que exhibir a la víctimas. Lo que se construye es una concepción victimaria y por tanto binaria del mundo. De un lado individuos inocentes unidos en el sufrimiento y por otro un poder que les oprime.
Y bajo la compasión, el odio: es el mecanismo recíproco de la piedad agresiva. Más allá de la víctima hay un culpable que está en la mira.
Después de haber ignorado a las víctimas y burlado su memoria durante mucho tiempo, la sociedad se entrega al victimismo. Esta compasión es un enriquecimiento humano pero es un escollo en materia de gobierno de masas.]
En la Sociedad de las Víctimas la "agenda setting" determinará los fuegos artificiales a utilizar y mientras dure la noticia tomará el timón de la opinión pública.
Marie-Leonie Leblanc hizo algo gravísimo por sentirse durante un tiempo víctima en una sociedad que la iba a sacralizar. Los políticos y los media hicieron el ridículo al no contrastar nada, tenían la víctima perfecta ¿por qué y para qué dudar? pero al contrario que en el cuento se les convirtió en una (rana) niñata chalada. ¡Tierra trágame! dijeron todos.
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El encorchetado [...] está extraído del libro "La société des victimes" de Guillaume Erner.