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España España · Madrid
Voto de MaxPower:
7
Drama Verano de 1943. En un lugar de la Francia ocupada, no lejos de la frontera española, vive retirado un viejo y famoso escultor que se siente hastiado de la vida y de la locura de los hombres. Ya nada es capaz de animarle, de servirle de estímulo. Sin embargo, con la llegada de Mercé, una joven española que se ha fugado de un campo de refugiados y que le servirá de musa, renace en él el deseo de volver a trabajar y esculpir su última obra. (FILMAFFINITY) [+]
27 de septiembre de 2012
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un relato tan mimado como 'El artista y la modelo' merece un visionado lento y paciente. Dejar que los minutos se derritan en la retina, mientras el artista cambia de herramienta, esboza sus bocetos, reflexiona. Trueba le dedica esta película a su hermano Máximo, un escultor al que el cineasta debe su pasión por las artes. Y este filme es todo un homenaje a las obras de arte. Al arte dentro del arte.

Desde el principio ambos personajes se observan desconocidos, desconfiados uno del otro. A su alrededor todo es naturaleza, y su vínculo es tan solo un austero y oxidado taller. Poco a poco se van acercando, comienzan a tener un lenguaje común, empiezan a comprenderse mientras la amenaza de la distancia se cierne sobre ellos. En ese proceso se intercambian valores. Pequeños detalles como sonreír, pasear, saborear un pan con aceite, llorar. Y todo bajo el telón de fondo de una guerra más allá de las montañas, que acecha sin interrumpir el frágil posado de la modelo.

Al igual que el artista -brillantemente interpretado por Jean Rochefort- Trueba va esculpiendo un guion paciente, sin fisuras, entrelazando la relación entre ambos sujetos, que empieza fría pero que acaba siendo imprescindible. La música no suena en toda la película. Tan solo al final, cuando la novena de Mahler detiene el instante, nos damos cuenta de nuestro mundo acelerado, consumista, opaco, de todos esos momentos que dejamos escapar a diario.

Estamos ante un filme nada convencional, que logra hacer mucho con muy poco. Una nueva ópera prima escrita con carboncillo y pulida con cincel hasta el máximo detalle. Sin duda el guion más libre y natural de un director de altibajos, pero tan capaz de rodar poesía como Víctor Erice o Ingmar Bergman. Un Trueba que renace, que se esculpe a sí mismo y que rompe estereotipos, empezando por los suyos.
MaxPower
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