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Portugal Portugal · Vigo
Voto de Pas:
10
Western. Comedia A Trinidad y a su hermano "El Niño" no les sale nada bien. Su último golpe, el asalto a una diligencia, resulta un fracaso total por no llevar nadie dinero encima. El azar les lleva entonces a un pueblo en el que la gente les toma por "Rangers". Allí les tratan como a príncipes pero a cambio deben poner a raya a una banda de forajidos que tienen al pueblo atemorizado. La situación se complica cuando aparecen los verdaderos "Rangers". (FILMAFFINITY) [+]
27 de agosto de 2007
37 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Segundas partes nunca fueron buenas. Subproducto hecho a rebufo del inusual éxito de la primera parte. Degeneración de los (pocos) hallazgos de su predecesora... son muchos los tópicos que acompañan a las partes II de cualquier película. Y ahí está "Le seguían Llamando Trinidad" para destrozar todos estos tópicos.

Su genialidad reside en que no es una continuación. Es que va mucho más allá que Trinidad en su propósito de, por un lado, homenajear al western, y, por el otro, incrementar su carácter humorístico hasta provocar el orín del espectador.

Sí, he dicho bien, "homenajear al western". Es ése el propósito de Sergio Leone (cfr. Aguilar, Carlos. "Sergio Leone" Madrid 1990 Ed.Cátedra) desde "Por un Puñado de Dólares", hacer un sentido homenaje a los mitos del western, nada de desmitificarlos, como se pueda presuponer. El spaguetti western nace, pues, con el propósito no de cargarse al género del oeste, sino de perpetuarlo, de mostrar la sentida admiración que en los italianos despertaba un género aparantemente tan ajeno como pueda ser el genuinamente americano western.

Y todo este homenaje se hace "a la italiana" como no podría ser de otra manera. Esto de a la italiana implica la preocupación por la gastronomía, que en la secuencia inicial del film queda patente. El comienzo paralelístico entre bud y terence sin que lleguen a encontrarse gira en torno a una sartén con habichuelas.

También lleva consigo la italianización una mayor realista puesta en escena, con trajes raídos y sucios, pelambreras y barbas desaliñadas, baños en aguas putrefactas... todo consigue que el espectador perciba con todos sus sentidos el ambiente del "western" que no es precisamente el de la corte de Maria Antonieta.

Y como ya se apunta en Trinidad, el humor toma un absoluto protagonismo en el western. Hay momentos para Terence, como su inolvidable juego de cachete y pistola. Otros son para el inconformismo lacónico de Bud, como la secuencia del reloj en el bar (otra muestra de paralelismos y repetición de estructuras). Y, por supuesto, para los dos juntos, como el partido de "rugby" en la misión, sin duda su escena de pelea más movida y original en ese "partido" de frailes vs. cowboys.

El gag, el slapstick, los engaños, el amor-odio, el fracaso vital asumido con una sonrisa... Bud Spencer y Ternce Hill en todo su esplendor, señores. La primera torre gemela del cine de estos dos cracks se edifica aquí. La siguiente no tardaría en llegar con "Y si no, enfadamos".
Pas
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