Cuando recuerdo telenovelas de mi infancia, siempre se me vienen a la mente muchachitas lloronas, lamentándose por su suerte. Sin embargo, eso no ocurre con "Café, con aroma de mujer". Por ello, se mantiene inmune al paso del tiempo.

Gaviota fue la diferencia. Hasta el momento, los personajes femeninos eran simples floreros. Pero Gaviota no. Decide ponerse el mundo por montera, asumir las circunstancias que le ha tocado vivir y seguir adelante. Y consigue triunfar en el trabajo, a pesar de no olvidarse de su amor.
Y su amor es Sebastián Vallejo. Alguien muy diferente a ella. Y no sólo en cuestiones monetarias sino en carácter. Eso es, en mi opinión, lo que hace grande esta telenovela. Que no muestra la historia de dos tortolitos tan parecidos el uno al otro, que acabarían por morirse de hastío si la historia durara un poquito más. Gaviota y Sebastián no tienen nada que ver. Una es arrolladora, impulsiva y con un carácter de perros. El otro es tímido, tranquilo y muy prudente. Pero se quieren... y mucho. Y durante toda la historia, los vemos discutir y también reírse de ellos mismos. En definitiva, los vemos quererse pero de una forma algo más real, no como nos lo habían contado hasta el momento.

Estaba deseando que la añadieran a la base de datos. Tenía yo ganas de plantar la máxima nota y Café es un diez como la copa de un pino. No creo que otra telenovela consiga lo que ésta logró: emocionarme y además, hacerme reír a carcajadas. Los aguardientes nunca supieron mejor.