La película empieza presentándonos La pampa, su personaje principal, Árida, seca, difícil, inmensa. Una belleza que sólo un gaucho, de padre gaucho e hijo gaucho, puede entender.
Y aquí es donde entra Martín Fierro, el gaucho por excelencia. Un jínete hábil y trabajador, que todo lo que desea es cuidar de su ganado y dormir con la panza llena al lado de su buena mujer, como desearía cualquier hombre de bien desde tiempo inmemoriales. Pero eso no puede durar. Es demasiado bonito para ser verdad
A Martín le llevan a defender la frontera, secuestrado como a un perro, para luchar en una guerra que no es la suya. Y desatan a la bestia. Porque se puede jugar con todo menos con la libertad de un gaucho.
No, con la libertad de un gaucho no se juega

No leí el famoso poema épico argentino, pero seguro que no tardaré en hacerlo. Los pasajes que actúan como hilo conductor de la historia son de una gran belleza, sobre todo leídos por la gran voz gutural de Alcón, que se mete hasta las trancas en el papel de Martín Fierro. Pero la ambientación es sin duda lo mejor del film; La fotografía quemada, como los campos de La Pampa. Esas tabernas que subsisten en medio del desierto...

Ya era hora de que la película de Torres Nilsson, que durante años estuvo prohibida por la dictadura argentina y que ha tenido que restaurarse a partir de la única copia de exhibición que se ha encontrado, salga en formato doméstico. Una pequeña joya que nadie se debería perder.