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Voto de Favio Rossini:
8
7,1
8.760
Drama. Romance
La película relata la historia de Agnes Ahlberg y Elin Olsson, alumnas de secundario en el "insignificante" pueblo de Åmål. Elin es extrovertida, popular y ha estado con innumerables chicos, pero encuentra su vida exasperantemente aburrida. Agnes, por el contrario, es tímida y no ha conseguido hacer amigos desde que se mudó con su familia a Åmål hace un año. (FILMAFFINITY)
7 de abril de 2009
26 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
”Los únicos para mí son los enfadados, los que están locos por vivir, locos de hablar, locos para ser salvados, deseosos de todo al mismo tiempo, ellos queman, queman, queman y queman como las fabulosas velas romanas amarillas” (Jack Kerouac, el eterno adolescente)
Con la sencillez y la libertad que dan los bajos presupuestos y la cámara en mano, Lukas Moodysson nos presenta a la población púber de Amal, un pueblecillo sueco donde no hay nada más que hacer que marujear y emborracharse con media botella de pipermín los sábados por la tarde.
Su gran virtud radica en la verosimilitud de sus personajes, que retratan la adolescencia como un periodo de indecisión en el que ninguno tiene claro lo que quiere hacer y en la que hay continuos cambios de opinión. Para ellas sólo existen las verdades absolutas, que te llevan al goce total o a la muerte. El gris no es un color apreciable por sus retinas.
Esta credibilidad es algo inédito en el género “teen” y es lo que hace de "Fucking Amal" una película de culto. Intenta huir de los clichés típicos de estos films para adentrarse en las mentes de sus jóvenes y torturadas protagonistas. A pesar de que en el instituto no se hable de otra cosa que de sexo y drogas, ellas saben que hay algo detrás de todo eso y no pueden (ni quieren) esperar a averiguar que es. La impaciencia típica de la adolescencia es la que le da ritmo a la película y la que nos lleva en volandas a su desenlace.
Con la sencillez y la libertad que dan los bajos presupuestos y la cámara en mano, Lukas Moodysson nos presenta a la población púber de Amal, un pueblecillo sueco donde no hay nada más que hacer que marujear y emborracharse con media botella de pipermín los sábados por la tarde.
Su gran virtud radica en la verosimilitud de sus personajes, que retratan la adolescencia como un periodo de indecisión en el que ninguno tiene claro lo que quiere hacer y en la que hay continuos cambios de opinión. Para ellas sólo existen las verdades absolutas, que te llevan al goce total o a la muerte. El gris no es un color apreciable por sus retinas.
Esta credibilidad es algo inédito en el género “teen” y es lo que hace de "Fucking Amal" una película de culto. Intenta huir de los clichés típicos de estos films para adentrarse en las mentes de sus jóvenes y torturadas protagonistas. A pesar de que en el instituto no se hable de otra cosa que de sexo y drogas, ellas saben que hay algo detrás de todo eso y no pueden (ni quieren) esperar a averiguar que es. La impaciencia típica de la adolescencia es la que le da ritmo a la película y la que nos lleva en volandas a su desenlace.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
A pesar de ser algo inverosímil, emociona que a las pobres protagonistas les salga algo bien por una vez, justamente cuando deciden dejar de hacer caso a las miradas intransigentes de sus compañeros de pupitre. Y es que lo más difícil a esas edades es pasar del que dirán y hacer lo que te salga de las entrañas. Cuando se aprende eso uno ya puede caminar sólo, ya puede vivir libre. Lastima que haya gente que tarde décadas en averiguar como se hace.
La escena final del colacao es una genialidad que demuestra que, aunque hablen y se comporten como adultos, aún siguen siendo unas niñas. No olvidemos que no pasan de los dieciséis años y que la edad adulta, por mucho que se quiera anticipar, siempre llega cuando tiene que llegar.
La escena final del colacao es una genialidad que demuestra que, aunque hablen y se comporten como adultos, aún siguen siendo unas niñas. No olvidemos que no pasan de los dieciséis años y que la edad adulta, por mucho que se quiera anticipar, siempre llega cuando tiene que llegar.