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Voto de RAMON ROCEL:
8
Drama. Bélico Basada en hechos reales ocurridos en 1905, narra como la tripulación del acorazado Príncipe Potemkin de Táurida se cansan del tratamiento vejatorio e injusto de los oficiales. El detonante de la situación es la carne podrida que éstos quieren que los marineros se coman. Con este motín comienza el reguero revolucionario por Odesa y toda Rusia. (FILMAFFINITY)
5 de octubre de 2010
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace unos días se recordó en México un suceso escalofriante… la masacre de una multitud en la explanada de Tlatelolco. A manos del ejército.
Viendo la impactante masacre que aparece en las escaleras ensangrentadas de Odesa, Ucrania, dentro del filme “El acorazado Potemkin” nos sentimos consternados e indignados ante tanta barbarie. No es la primera ni será la última. En México en el mes de un negro octubre cayeron varias personas bajo la ráfaga de comandos y francotiradores, del estado mayor presidencial así como soldados del ejército. Señoras, niños, bebés y ancianos también cayeron ante las balas que perseguían a los jóvenes. Muchos compatriotas perdieron a sus familiares ese 2 de octubre en la plaza de las tres culturas. Así que nos remitimos a las escaleras de Odesa, parece que el cine de Eiseistein fue profético en recrear los terroríficos hechos de un mundo cambiante. De pueblos reprimidos por las armas.
El legado de Eiseisten refresca la memoria de los pueblos y esta presente en homenajes y tributos rendidos en recreación del camino del angelito en una carriola bajando las escaleras dramáticamente, mientras las balas ladran y los cuerpos caen. Como en la película de “Los Intocables” donde el héroe es Kevin Costner.
Eiseistein no revolucionó al mundo. Solo fue un ruso negro, un ruso blanco que sembró la semilla en campos cinéfilos, para que posteriores cineastas cultivaran un cine que recreara sucesos violentos y otras veces sucesos bellos y plásticos de los pueblos cultos y religiosos que estaban en ebullición, dentro de épocas de revolución o autoritarismos. Algunas veces escondidos tras el fantasma del comunismo, otras tras las ideas anarquistas de caudillos trágicos.
La memoria sepultada de estos pueblos dolidos, resurge de ultratumba a cada instante ante el legado de un acorazado llamado Sergei M. Eiseinstein.
RAMON ROCEL
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