La premisa: un médico que se hace pasar por curandero para que la gente de una zona muy creyente y negada o desconfiada a la ciencia se abran con él y así poder darles un tratamiento adecuado. Daban para un interesante análisis sobre las relaciones médico y paciente, la mejor forma de encararlas, en fin hacer una tesis sobre el tema, pero no, la película si bien trata sobre eso, al final supongo que por falta de creatividad de los guionistas, o presiones comerciales termina metiendo un montón de subtramas cursis que no tiene nada que ver con el planteo original, como las relaciones amorosas del hijo del "curandero", o toda la historia de la mujer en silla de ruedas que si bien la entrelazan con la del protagonista de una forma arbitraria nada tiene que ver con la de este y es una típica intriga de folletín rocambolesca. Toda la segunda mitad de la película es muy estúpida e inverosímil, además cierran las historias de la forma más cursi y fácil posible.
Igual le destaco el hecho de filmar sus exteriores en Catamarca, la verdad que como siempre menciona Fernando Martón Peña, Soffici fue uno de los cineasta que más merece el titulo de nacional porque filmó en un montón de provincias en los 4 puntos cardinales, Misiones, Mendoza, Tierra del Fuego, La Rioja, Catamarca y seguro se me escapa alguna más, no sé donde se filmó Una ventana a la vida.
Otro acierto es ponerse a él mismo como protagonista, ya que era un excelente actor, sumamente versátil, hizo bien e darse varios roles incluyendo 3 protagonicos en la segunda etapa de su filmografía.