Hace unos cuantos años ya, tuve la oportunidad de ver en un programa sobre cine, un archivo que los conductores habían conseguido, con una entrevista realizada a Mario Bava vaya a saberse por quién a finales de los 60, donde él decía qué los productores lo limitaban mucho, y que siempre querían el castillo, el castillo, y lo gótico, que casi nunca al hacer una película de terror podía conseguir financiación para algo diferente. Este es el claro ejemplo de esa imposición.
Para mí lo mejor del cine de Bava, está en ese subgénero del cual él es el padre, el giallo, creo que ahí se encuentra lo más acertado de su filmografía, tanto a nivel narrativo como estético.
En cambio, sus películas góticas, en su mayoría, no salen de sus fórmulas: conseguir alguna estrella del cine clásico en decadencia, en este caso un desganado Cotten, que en las pocas escenas en las que aparece se nota que está ahí solo por necesidad, que es convocado nada más que para facilitar con su nombre la venta de la película en US, que por ser el adecuado para el personaje.
En lo demás, como siempre un norteamericano, hombre o mujer, símbolo de civilización y modernidad, escéptico, viaja a una pequeña ciudad de Austria, donde hay un castillo que erigió su ancestro, el denominado Barón Sangriento, ahí se encuentra con otros estereotipos: la chica supuestamente intelectual, que ante cualquier inconveniente o mala pasada se pone al borde de la histeria, cuando no cae de lleno en ella gritando y corriendo en casi todas sus escenas, el profesor sabelotodo, la psíquica, los espíritus, etc.
La película es bastante aburrida y predecible, no tiene nada realmente destacable.