Melodrama sobre uno de los períodos más interesantes y conocidos de la historia mexicana, el año en que empezó la revolución.
Aquí se cuenta la historia de Isabel y su familia, un latifundista explotador que trata a sus peones como si fueran prácticamente esclavos, exigiendo hasta el derecho de pernada, y como a la llegada de lo que parece un charro con cierta educación, las cosas empiezan a cambiar, sobre todo después de que su hija se enamore de este.
La película es interesante, sabe sacar provecho al contexto histórico, aunque deja sin explotar todo lo que debería personajes tan interesantes como Helena y Santiago, los hermanos de Isabel, que son un fiel producto de la época en que les toca vivir y esto los lleva a las vidas tristes y trágicas que sufren, igual Imelda, aunque a su personaje lo llevan por los lugares comunes de la antagonista buena.
Lo peor es el tiempo que gastan para el lucimiento de su protagonista masculino, Antonio Aguilar, que tiene varias escenas solo para que cante su repertorio, si bien las canciones populares ayudaron de cierta manera a avivar o generar ese sentimiento revolucionario, tampoco era necesario gastar metraje en 4 o 5, con 1 bastaba.