Las relaciones virtuales, son ambiguas, no estoy haciendo ninguna revelación, más bien es una obviedad, en el cine, los últimos años, han sabido aprovechar este nuevo tipo de relaciones contemporáneas, con mayor o menor habilidad, en este caso, con bastante diría, aunque en ésta historia, ni siquiera chatean una vez, las relaciones que se desarrollan, son posteriores al trato virtual.
Un adolescente al que le cuesta aceptar su homosexualidad, una chica que carga con la amarga frustración de tener qué lidiar con su madre enferma, y resignar su vida por ella, un hombre maduro, que esgrime una falsa seguridad, pero que en realidad es un cobarde qué vive una doble vida, y el último, quizás el personaje menos explotado, un jugador de basquet, cocainómano, simptico y dulce, pero con otra faceta, qué lamentablemente no se muestra como debería.
Los secretos, las confesiones, que se hacen, el vinculo que van creando, que es tan fuerte y la vez tan débil, está muy bien desarrollado, esas relaciones nacidas para paliar la soledad, o evadirse de la realidad que los rodea, los transforma en parte, pero luego esa especie de hechizo qué logran tener durante algunas horas, se acaba.