Con los mismos ingredientes, una chica que sufre agorafobia, 3 muertos, un secuestro equivocado, y el desierto como telón de fondo, se podría haber hecho una mejor historia que este bodrio infumable.
De verdad hay 2 clases de historias malísimas, una que son groseramente comerciales, que toman los elementos más básicos y los usan de la forma más obvia, y la otra que es cuando se les da de hacerse los intelectuales y hacen un hídrido insoportable, pretencioso, aburrido como ninguno, donde no pasa casi nada.
De verdad uno termina odiando esta propuesta que empieza bastante bien, pero que a los 30 minutos se vuelve la cosa más aburrida e insulsa que pueda haber, y encima parece que el director la terminó de escribir bajo los efectos del LSD, ya que no para de meter personajes con trastornos mentales.
Las únicas cosas rescatables, son el poco humor que tiene, una pena que no lo explotaran más en vez de irse por el lado del absurdo, y las interpretaciones de Kyra Sedgwick y Aaron Tveit.