Es curioso que un director que en sus inicios supo ser hasta vanguardista, una vez consolidado se volviera tan esquemático, cuadrado, grandilocuente, con un estilo que desborda acartonamiento, en sus diálogos, interpretaciones, sentencias morales, llenas de mensajes religiosos, los peores lastres del cine clásico mexicano.
La historia era interesante, como los hijos mal pagan a los padres todos los esfuerzos que estos hicieron para criarlos, y cuando sus padres los necesitan, solo está 1 de ellos, el denigrado y hasta echado de la casa, para ayudarlos.
Lo malo es que la historia no profundiza en nada, se queda en el mero maniqueísmo y melodrama lacrimógeno, con madres abnegadas, y personajes que solo tienen hablan para soltar frases supuestamente profundas, que terminan solo siendo pretenciosas y banas por las palabras elegidas para expresarlas y la forma en que se las hacen decir a los actores, por lo que pierden todo el sentido con el que supongo fueron escritas, para caer en el humor involuntario por la forma elegida para hacerlo.