Pobre Olivera, yo creo que en general tiene buenas intensiones con sus películas, el tipo trata de hacer cine de calidad, por desgracia casi nunca lo consigue.
Acá la historia es muy extraña, onírica, es como intentar filmar un sueño, que realmente creo que a eso apunta la historia. Lo malo es que Olivera no tiene la sutileza, ni el saber hacer para retratar bien ese mudo, obvio que también se puede alegar que en el mudo de los sueños todo es posible, por lo que está podría ser su película más coherente, por lo menos dentro de su universo onírico, pasa que para eso hay que tener una imaginación que logre algo que conecte con el espectador, que lo haga cómplice de esa fantasía, y esta historia no lo consigue, va intercalando y mezclando anécdotas y personajes que se cruzan en la vida del protagonistas, todos grotescos, peor de una forma impostada, ese es el gran mal de Olivera, no sabe manejar estos temas, pasa lo mismo con Los viernes de la eternidad, la fantasía le queda acartonada, falsa, termina siendo una parodia involuntaria, acá consigue algunos pocos momentos al principio pero ya más o menos a los 50 minutos pierde la fuerza y se va volviendo insoportable, cuesta terminarla.
En cuanto a las interpretaciones, rescato a Alicia Bruzzo, y en menor medida Migguel Ángel Solá, el resto están pésimo.
Ah y como en casi toda película argentina de los 90's co-producida con España, está Eusebio Poncela a quien tenían haciendo siempre el personaje del español exótico.