Soffici regresa después de años a un cierto acercamiento al melodrama social y el duelo o mejor dicho los diferentes tipos de relaciones entre padres e hijos y como según la tesis de la película el destino de los hijos está inexorablemente forjado por el de los padres, para resumirlo que los hijos son la imagen y semejanza de sus progenitores. La premisa es interesante, pero, por desgracia está desarrollada de la forma más anquilosada y rancia posible, los diálogos llenos declamatorios llenos de frases hechas, sentenciosas, cursis, solemnes, que en algunas escenas en vez de conmover provocan risa involuntaria. Varios de los conflictos que plantea han envejecido muy mal.