La gran exhibición del espacio llega con una profesionalidad extrema, la confirmación de un director que tira de ingeniería y leyes de la física para enmascarar las limitaciones del argumento con un juego de cámaras y movimientos de personajes único, hay que tener algo de paciencia en este último paseo de record, pero se asiste a una película original por generar claustrofobia en el mismísimo universo, un potente impacto que pasa a ser el prototipo del cine espacial moderno, vistas insuperables y el silencio, reacciones en cadena en condiciones extremas para sumergir en la oscuridad con el planeta como referencia y la sensación de llegar a pasar miedo.

Una catástrofe que genera anoxia, la supervivencia cósmica tiene un amanecer para intimar pero rápidamente lo que provoca es una dura intimidación que trata de cargar de sentimientos y experiencias, son esos "momentos Hollywood" que imprimen algo de psicología, pero la trampa es la encerrona del infinito, el agobio de una calidad técnica en cada secuencia, un contratiempo tras otro, la deriva definitiva hacia la aurora boreal, no vayan a Kubrick, no busca ni trata de buscar el sentido de la vida, sólo hay una historia de superación que no deja alucinando en su comportamiento humano, pero nadie discute la alucinante experiencia.