Que otra vez den por muerto a Riddick ya no es nada nuevo, esta tercera entrega ya no tiene nada original que mostrar, supervivencia en planetas artificiales y hostiles, de tonos y criaturas imposibles, todo con ese criterio exagerado añadido, pero a su vez con un tono estimulante que, aunque agote, tiene su violencia y su estilo propio, el camino del retorno tiene en realidad un montaje espectacular que se ve ensombrecido por el destino y el resto de filosofía que quiera transmitir, con todo, yo pongo mi cronómetro a cero y espero el camino del retorno para subir a la nave.

Volver a ser un animal, esta vez en compañía del dingo-alienígena, una historia algo más sencilla pero también algo menos fallida, con los ingredientes de siempre y con unos villanos y personajes secundarios, en resumen, penosos, llenos de tópicos mediocres, con lo que el espectador se debe dejar someter en un asalto prolongado y no caer en esa facilona opinión pública de ir a la caza de un personaje que tiene un hueco en mis películas de culto "apestosas", y es que puede parecer una película o una saga "riddíckula" sobre el hombre que vale el doble muerto que vivo, una tormenta con morbo y algo de gore de valor, sin pasar por alto que la duda del hijo se descifra para llegar con algo al final y sin resolver nada, no hay respuesta, pero tampoco genera frustración por consumir el producto, Riddick es un hombre de palabra.