Filmada en bellísimos paisajes de Quebec y territorios del norte de Canadá, se trata de una bonita película, muy entretenida y vistosa, con momentos espectaculares como el ataque a traición del lobo al protagonista.
Bellísima fotografía a todo color, estupendas composiciones, sobre todo de Donald Sutherland y Toshiro Mifune, y no pocas enseñanzas sobre el hombre libre y su lucha contra la amenaza que supone el hombre blanco y sus costumbres y leyes para ellos injustas.
Un film que merece la pena ver.

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