Entretenido western, un tanto extraño por el argumento, no en sí, sino por la deriva que lleva durante su desarrollo, al combinar el puro género rey con el melodrama. Es también una cinta de intriga. Es decir, que tiene de todo.
Resulta algo extraño también ver a Robert Young en el papel protagonista de un western, pero al ser buen actor lo hace bien, así como el ajustado reparto, donde sobresale, una vez más, el siempre genial Akim Tamiroff.
Las idas y vueltas, un tanto poco verosímiles, del protagonista, por dar con el hombre que puede demostrar su inocencia, están mostrados de forma amena, nunca aburre, pero tampoco apasiona. Esto, sin duda, es porque el realizador, el muy destajista George Sherman, autor de un sinfín de simpáticos trabajos, no resulta muy imaginativo pero hace que el relato sea agradable y tenga sus buenas escenas, enriquecidas por los bellos paisajes exteriores donde se rodó el film (desierto de Sonora, Arizona; Tucson, Sedona y/o las Montañas Sierrieta de Arizona).
Bonita fotografía en color y no mucho más, pero representativa de un tipo de cine agradecido, que hace pasar un rato distraído.

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