Si en 1993 Parque Jurásico reventaba taquillas y ponía de nuevo al director Steven Spielberg en lo más alto del olimpo de Hollywood, no podemos decir lo miso de su continuación cuatro años más tarde. En la primera parte, se incrementaron las matrículas en las universidades americanas para estudiar paleontología, todo el mundo volvió a pensar en los desaparecidos dinosaurios como algo actual, se disfrutó con esos impresionantes animales recreados, con esos efectos especiales apabullantes, era una película llena de acción y emoción. En esta segunda parte, tanto dinosaurio se hace pesado, demasiado larga, demasiado fantástica, esa última parte con ese gigantesco Tiranousurus Rex por las calles de San Diego homenajeando a King Kong me parece abusiva y hasta delirante de ridícula. Si en la primera parte, Spielberg combinaba la dirección de su película con la enorme "Lista de Schlinder", aquí se dedicaba a sacar tajada del éxito de su predecesora. Ya no teníamos a Sam Neill ni a Laura Dern en los papeles principales. Repetía con mayor protagonismo Jeff Goldblum, mucho más serio y hastiado que en la primera parte. Con él una bella Julianne Moore antes de pasarse a papeles más dramáticos y un joven y delgado Vince Vaughn antes de dedicarse a la comedia absurda. Breve y anecdótica aparición de los niños Ariana Richards y Joseph Mazzello al igual que Sir Richar Attenborough. Se disfruta de las presencias siempre gratificantes de los siempre interesantes Pete Postlehwaite y el sueco Peter Stormare. Para ver una vez y no más, sinceramente.
"Mamá está muy enfadada".
Un saludo,
Tess