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Voto de floïd blue:
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Aventuras. Cine negro
Una serie de personajes buscan unos diamantes escondidos en algún lugar de Sudáfrica, entre ellos un jefe de policía, un comerciante de joyas con pocos escrúpulos y una sospechosa dama. (FILMAFFINITY)
11 de marzo de 2016
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo lo que roza, lo hiere. Así es el diamante de duro. Esta aventura es para disfrutarla reposado y dejarse absorber por la trama paso a paso, por los diferentes escenarios y situaciones que nos proporcionarán un auténtico recital de personajes dispares. El despliegue interpretativo de Claude Rains es un lujo. Sus sonrisas, su conducta solapada… Luego la aparición de ese individuo de físico a lo Hans Topo que si uno se fijara en él, lo despreciaría, es otro regalo: me refiero ni más ni menos que al Sr Lorre: Ese hombre es digno de elogio, siempre pululando por los bares desde Casablanca hasta Suráfrica, embaucando a todo el que se ponga a tiro. "Soy corrupto y estoy a su servicio". Genial, un auténtico crack, admirable, no cabe mayor sinceridad ni mayor lógica en el ser humano.
Con esto y unos diamantes medio enterrados en medio de un desierto, es suficiente ya para ponerse en marcha con esta Soga de arena, pero aún hay más: Corinne Calvet: ideal como esa aventurera que un día quisiéramos tropezar con ella en un tugurio de esos en la otra parte del mundo; y luego un admirable sádico: Paul Henreid, muy metido en su papel de cobarde jefe de seguridad de una compañía extractora de diamantes, que demuestra la validez de aquel título de Diamantes de sangre.
El Apartheid y muestras de su crudeza, con la policía que luego se demostró para su vergüenza los terribles abusos que cometieron y, en medio, como no podía ser de otra forma, Burt Lancaster, en un rol de aventurero genuino, en el típico americano recorriendo mundo como guía de safaris, aventurero a sueldo, medio de vida que tiene que encantar a los americanos para verse en ellos reflejados.
Creo que héroes así no debía haber más que uno por país, como mucho. Hoy ya no quedan.
Con esto y unos diamantes medio enterrados en medio de un desierto, es suficiente ya para ponerse en marcha con esta Soga de arena, pero aún hay más: Corinne Calvet: ideal como esa aventurera que un día quisiéramos tropezar con ella en un tugurio de esos en la otra parte del mundo; y luego un admirable sádico: Paul Henreid, muy metido en su papel de cobarde jefe de seguridad de una compañía extractora de diamantes, que demuestra la validez de aquel título de Diamantes de sangre.
El Apartheid y muestras de su crudeza, con la policía que luego se demostró para su vergüenza los terribles abusos que cometieron y, en medio, como no podía ser de otra forma, Burt Lancaster, en un rol de aventurero genuino, en el típico americano recorriendo mundo como guía de safaris, aventurero a sueldo, medio de vida que tiene que encantar a los americanos para verse en ellos reflejados.
Creo que héroes así no debía haber más que uno por país, como mucho. Hoy ya no quedan.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Burt Lancaster, cazador y guía, pues sí: medio de vida que tiene que encantar a los americanos porque así pueden rememorar una y otra vez al 7º de Caballería, o sea, llegar siempre a punto para salvar a la chica de turno de las garras del villano.
Lástima que a pesar de estar bien trabajados los lances de las peleas, son sosos y pecan de ingenuos, y eso se acusa pero se acepta.
Ahora bien, el film tiene otros detalles que sólo en obras como ésta se preocuparon de trabajar con estilo, personajes que dicen más con un jarrón en la mano que muchos otros de ahora disparando o liquidando a un montón de gente en un par de segundos.
Y por supuesto, el héroe romántico por antonomasia repartiendo los tres diamantes que consigue de Claude Rains. Y final a lo Casablanca, la pareja que parte y ellos al bar, a celebrarlo... joder, qué dicha.
Lástima que a pesar de estar bien trabajados los lances de las peleas, son sosos y pecan de ingenuos, y eso se acusa pero se acepta.
Ahora bien, el film tiene otros detalles que sólo en obras como ésta se preocuparon de trabajar con estilo, personajes que dicen más con un jarrón en la mano que muchos otros de ahora disparando o liquidando a un montón de gente en un par de segundos.
Y por supuesto, el héroe romántico por antonomasia repartiendo los tres diamantes que consigue de Claude Rains. Y final a lo Casablanca, la pareja que parte y ellos al bar, a celebrarlo... joder, qué dicha.