Tremendo, exagerado, increíble, la resolución final. ¿Qué quería el autor de la película, condenar al Ejército español como un colectivo de gente déspota, tirana y cruel que llevan al suicidio a los jóvenes? ¿No? ¿Entonces por qué ese final tan espeluznante?
El prototipo de militares que salen en la película están bien para hacer reír, aunque muy visto, pero gracias al trabajo de los actores (no al del director) pues hacen gracia, pero de ahí a mostrar como siempre a todos los militares como seres cortados por el mismo patrón, es de gilipollas. Cada uno es como es, y como en todos los sitios (excepto en la política que es al revés) hay más gente estupenda que hijoputas.
Una película que transcurre con gracia, sin escenas cutres, con amabilidad, con esa gracia de Luis Escobar, Rellán y compañía, sin que aparezcan insultos ni nada, al final en el campamento, va el chaval y se vuela en pedazos con una granada. Existía puteo pero al cabo de un mes se iba a su casa y luego ya estaba licenciado al ser padre. No tiene sentido esa exageración. Me ha parecido una gilipollez propia de gilipollas redomados que quieren dejar clara su regias opiniones de los pasados estamentos o instituciones (por desgracia consideran el cine un sitio muy apropiado para hacerlo) y no saben ni decirlo. Esa acción se carga toda la película ya que no concuerda con la línea que iba mostrando. Una mierda.