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España España · Pasajero 58
Voto de floïd blue:
10
Comedia Don Benito (José Isbert), Doña Pura (Sara García) y Don Augusto (Carlo Pisacane) suelen coincidir cada mes en las colas de las ventanillas de la mutualidad para cobrar su pensión, ocasión que aprovechan para hablar de la vida pasada y de los achaques recientes. Así se enteran de que Don Felipe, un conocido, está muy enfermo y se encuentra solo y sin dinero para un entierro decente. Deciden entonces pedir un préstamo para ayudarlo, pero, ... [+]
21 de diciembre de 2017
24 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Encantador film con aires italianos a lo Alberto Sordi pero de espíritu castizo, un drama noble de fondo humorístico tristón, con tres protagonistas con la paga mínima de Vejez, sin mejora ninguna, que sobreviven en un Madrid que aquellos que lo conocen les encantará ver como fue una vez, un Madrid que merece la pena visionar porque las imágenes se hacen entrañables: Calles con carretas aún, Cibeles sin semáforos, guardias de la porra, etc.

Especial atención merecen los tres protagonistas, sólida base del entramado, y luego, los escenarios. Los patios interiores para Juan García Atienza (ayudante de dirección anteriormente hasta que dirigió éste, su único trabajo como director, luego se dedicaría a temas esotéricos de otra orbe) son marcos auténticos que destilan historia y enclavan la acción con el realismo debido. También las oficinas del Vuelva usted mañana del señor Larra, con la parsimonia vampírica de los funcionarios, encuadrados en algo tan nuestro como una mutualidad. Un paisaje urbano nacional perfectamente expuesto.

No es una comedia hilarante, sino una realidad social tierna y triste que toca nuestra fibra desde el primer momento, donde los personajes principales se introducen en la historia en una presentación admirable, a la que no se puede renunciar. Con dos pinceladas toda su completa/sencilla personalidad está vista. Y cierto que toca nuestra fibra porque nos daremos cuenta que esta gente, repito, pensionistas, actúan como niños, son niños jugando que llaman la atención a los niños auténticos con sus pruebas dinamiteras. Impresionante esa escena que la mujer le pide a don Felipe, moribundo en la cama, que se duerma un rato y él, le dice a ella como si realmente fuera un niño:
-¿Si me duermo me traéis un culín de sidra y unas gambas?

Si alguien no se conmueve es que no tiene corazón. Evidentemente existe una crítica social enorme, no al sistema, porque sistemas los hay en todas las mierdas de lugares del mundo por mucho que uno diga y alabe alguno, sino crítica a las conciencias, a la dejadez, al olvido, a muchas cosas que cada uno sabrá -el director de la mutualidad podría haberlos ayudado sin contravenir ningún reglamento, para eso es director, es un problema de voluntad como todo el mundo sabe-. Hecha con humor sensible, acompañada de una música de fondo que es ideal, apuntando los escalafones de los distintos gremios con una hábil interactuación. Así, en la mutualidad, el ordenanza se queda a recoger y a cerrar las oficinas; es el último en irse y será el primero en llegar, a cambio se tocará el cimbel todo el resto del día, con perdón, pero es así. El policía saludando en las escaleras a la mujer que escapa es una secuencia ... no creíble, no, sino real, que en la vida por supuesto que se daría de igual forma. El comisario es la estampa reconocible del policía que se las da de listo para patinar como nadie: "Este golpe está claro que lleva la firma de los seis o siete que se dedican a esto, trabajo de profesionales, pronto daremos con ellos".

Es lo que hay y lo que hay es muy bueno, tierno y veraz, y no absurdo. Una obra indispensable que no tiene por qué ir a rebufo de Atraco a las tres, hecha dos años antes (más lo sería de Rufufú). Los dinamiteros es una humilde comedia, es cómo son los personajes, es una historia en su sitio porque un director que es también autor del guion, aunque lo sea con otro, está a su trabajo, no al de los demás, por tanto en este caso no hay que señalar ningún antecedente. Una película para disfrutar con detenimiento, para saborearla; una película con identidad propia ajena a las comparativas que se les quiera hacer.
floïd blue
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