Sin duda al llegar al final no lo lamentarás. Rock Hudson en uno de sus papeles estrella, el de cínico, al menos es una opinión; sus gestos, su ironía y su sonrisa valen mucho más que en cualquier papel de señor serio en un dramón; aquí es un capitán mercante de paso, un espíritu envidiable, un personaje de esos que ya en el mundo en el que vivimos es muy difícil que pueda darse, un tipo pendenciero y valiente. Si quieres divertirte, mujeres y whisky, tienes el peor tugurio de Nueva Orleans: El Ángel Escarlata; allí va él de cabeza. Bueno, también tienes una biblioteca al otro lado de la ciudad.

Es una cinta que emite simpatía sin descanso, pensarás que es una típica película de esas antiguas, hecha rápidamente para cubrir el expediente y nada más, y acertarás, es modesta y previsible... El caso es que… ¡Qué mayor encanto!

Lo que cuenta es que está hecha con mucho agrado y en cada secuencia se preocupan de completarla, de acabarla con clase, con un detalle de calidad para no dejarte marchar. Es de marineros, y claro está que no van a dejar ni un cabo suelto.