Enredada trama la que propone este círculo vicioso en el que cae el doctor Latimer (John Mills). Una propuesta que gustará, el típico lío de coincidencias fatales en el que uno se mete sin querer y en vez de salir, cada vez se va metiendo más en profundidad. El doctor Latimer no da crédito a lo que está ocurriendo pero Scotland Yard se atiene a los hechos y los hechos tienen mucho crédito.

De acuerdo que las situaciones parecen extrañas pero ahí está el valor porque a cada paso existe una mayor complicación de la trama, y aunque se vea que existe una conspiración que va encajando, se adivina que romperá por algún lado, mientras su desarrollo distrae e interesa. Una mujer asesinada con un candelabro, otra mujer sueña con un candelabro y el candelabro aparece donde uno menos se lo espera. El pobre doctor no se fía ya ni de su novia. Escueto retrato de Londres pero un escenario muy interesante a orillas del Támesis. Intervención de personajes intrigantes al máximo, como Lionel Jeffries y el imprevisible Wilfrid Hyde-White. Película de sorpresas con el adecuado ritmo que impone una organización criminal que trabaja en la sombra, como acostumbran. Fuentes ocultas de influencias siniestras.