Lógicamente, al estar realizada en plena guerra, la ambientación es lo mejor de esta película y su gran valor. Nos da una idea exacta del método de actuación de los agentes encargados de la lucha contra los espías y sus medidas de protección.

Respecto al comportamiento de la población no es lo mismo, ya que se trata de enaltecer el espíritu triunfador para mantener la moral alta pero esto no es lo importante en el drama que se desata aquí. El tema se inicia con una carga intrigante considerable: un bombardeo nocturno alemán sobre Londres, y alguien que hace señales desde una ventana a los aviones para facilitar el objetivo, al mismo tiempo hay un muerto en el suelo y una mujer se esconde. No se puede pedir más.

Así, sigue la trama sin que tengamos claro la dirección que tomará hasta que llegamos al punto álgido y realmente fascinante: los personajes que se desmarcan de los ocasionales. Aquellos que aparentan bondad y honradez al máximo cara a la sociedad y, en cambio, en la oscuridad, en las citas ocultas, destapan sus intenciones y sus verdaderas caras. Nos los representan con sus saludos nazis, sus símbolos, sus miradas sesgadas y sus sonrisas malévolas, y ahí considero que la realización está plenamente conseguida porque te absorbe ese auténtico ambiente de la confabulación; como si habláramos de seres de un planeta tirano dispuestos a conquistar el mundo.