A los que nos gusta ver al prota siempre contento, en este caso es Jack Reacher, nos alegramos cuando se le cruza en el camino una moza con pretensiones, porque el tema anima, así que estamos de suerte porque aquí se le unirá una hermosota Mayor de la PM con muchas medallas, aunque está acusada de espionaje, una tía con 2 webos y nunca mejor dicho. Juntos irán husmeando en un controvertido y enigmático plan criminal. Dicho personaje lo interpreta de forma extraordinaria Cobie Smulders. Él estará interesado en iniciar una relación, creemos, porque ella es un auténtico marimacho. El ejército curte mucho, está claro, recluta hombres y mujeres pero termina convirtiendo a todos y todas en hombres duros y aguerridos.

Tenemos otro fichaje: niña listilla, prototipo para este tipo de películas. Una muchacha de 15 años agregada a ellos para crear la necesaria intriga y emoción que debe llevar la película, y lo consigue; a ella se debe la secuencia más interesante.

Por supuesto, no puede faltar el freelance del crimen con su equipo de liquidadores creando acción tipo GTA, necesario para dar cobertura a las habilidades de Jack Reacher. En esta secuela han preferido dotar al señor Reacher de su personalidad militar. Por lo visto, según contrató en su día al pedir la baja, se incorporaría si así lo decidiera el mando, así que vuelve a ser reclutado e inmediatamente… arrestado. Un mal día lo tiene cualquiera.

Por lo demás, todos en conjunto estarán de acuerdo de haber concluido una película correcta sin más pretensiones. Observaremos que en esta secuela no hay intento de superar a la primera, es más han pasado de ello. Una trama colocada en el Ejército en la que no han tenido que pensar mucho, nada novedoso, lo de siempre, corrupción con un cabecilla en la sombra organizando rutas de material bélico por USA y Afganistán.

El caso es que Reacher sigue siendo él, no renuncia a su costumbre de ir por la vida de paseante, sonriendo, sin dinero y sin hogar: Mi casa está donde planto el culo y ayudaré a todo aquel que lo necesite porque soy un tío enrollado, y al que le parezca bien, pues bien, no le disgustará la película; y al que le caiga mal este tiparraco, pues no le gustará la película. El tema es sencillo.