Películas así lo tiene fácil porque consiguen que el sentimiento salga a flote. Puede ser un sentimentalismo facilón pero es efectivo, y tampoco es facilón, porque hay que saber llegar a él. Sabemos quien es Farelly, su grueso humor, pero es director de cine y demuestra aquí que también sabe emocionar, utilizando buena música y los viejos trucos que llegan al corazón.

Es un Buddy Film conseguido. Un contrato, un chófer y un músico en ruta y surge la amistad. Por medio, el racismo imperante, racismo pasivo, activo, violento, racismo odioso, más, menos, de todo, hechos inexplicables, pero no vayamos a caer en el beneplácito personal, en la auto vanagloria para presentarnos como seres muy por encima de ello y digamos que puede que nosotros no seamos así. Ahora bien, la gente no tenía respeto antes ni lo tiene ahora. Habrás aprendido a no ser racista, o que no se note, pero seguro que insultas al que no vota a quien votas tú, y apoyas a quien ocupa la casa de otro por estar vacía, que tal vez esté vacía porque el padre de uno falleció y la tiene cerrada para cuando sus hijos se casen. Puedes ser un incívico de esos que aparcas en doble fila importándote un bledo que vayas molestando a los que vienen detrás; o agredes con tu bicicleta al tranquilo peatón; o tiras papeles por el suelo o por la ventanilla del coche, o colillas que esquilman los montes... Todo eso es Violencia, como el Rechazo a los demás. La gente sigue sin tener respeto, el mismo respeto que debe dirigirse a los demás, aunque se la den de lo que sea.

Apoyemos la lección, pero veamos personas, no gente. Veamos el abrazo de uno porque NO ES EL DE TODOS, y esto va por aquellos que dicen que esta película ya la han visto, pues tendrán razón, pero si la hubieran hecho al revés, como ellos quisieran, pues también podríamos decir los demás que esa ya la habríamos visto nosotros muchas veces más, so pringaos. De eso va, de ver las cosas no cómo uno quiere, si no de respetar a los demás cómo son o cómo hacen las cosas.

Green Book va de eso, de no dar lecciones, y en los hechos veremos que no busca la lágrima en la desdicha. El populacho sin educación da asco. Aquí lo que importa son los avatares de la compañía singular, individual, en los detalles de la educación, en el esfuerzo, en el estudio, en el saber estar y soportar, en saber respetar, en la comunicación... Así sí disfrutarás de una película muy bonita, entrañable. Por tanto, conseguida. Todos muy bien, un Oscar para todos, hay que ser generosos y compartir.