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España España · Pasajero 58
Voto de floïd blue:
1
Drama. Comedia Esther está al final de su carrera como jefa de costureras en el taller de Dior Avenue Montaigne. Un día, una mujer de 20 años, Jade, le roba el bolso en el metro. En lugar de llamar a la policía, decide hacerse cargo de Jade.
27 de febrero de 2024
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dice la directora del taller de costura en un momento dado ante la orgullosa y repipi malhablada jovencita, que no tiene por qué ser políticamente correcta. Eso es lo típico en los franchutes, la hipocresía. Mucha fraternidad pero como pases por su terreno con un camión con tomates, te apalean. Si yo fuera el presidente, en el nacimiento del río Garona empezaba a hacer trasvases hacía España pero ya mismo.

El caso es que luego se ve que no hay otra cosa en la película, tontería y nada más que tontería, eso sí, toda ella es políticamente correcta. Es cansino el machaconeo al que nos tienen sometidos con estos cuentos estúpidos que ni tienen gracia ni resultan mínimamente creíbles ni entretenidos. Pero sobre todo, es innecesario, no tiene por qué existir ese aire Woke del que debes comulgar por narices. Ves a tres mujeres hablando en una escena —ni caso a lo que decían porque no se trata de escuchar un guion potable, sino de que tragues con el tema—, cuando de repente oigo una voz masculina de camionero recio en el bar por la mañana pidiendo el chupito de hierbas y me pregunto que dónde está el tío escondido. Sólo hay tres mujeres luego el tipo tiene que hablar en off, fuera de la cámara, pero no, que va, me fijo y es que una de las mujeres no es una mujer, es un tío, con un vozarrón que ya lo quisiera Nicola di Bari. Con sus tetitas y todo. Antes tenías a Rupert Everett en la boda, como el amigo gay consultor para consolarte en los momentos difíciles, que te caía bien desde luego, pero eso ya ha quedado demasiado suave, ahora ya es el trans. Se avanza. Supongo que el día de mañana por la lógica progresión, el amigo será el perro que habla, o, a lo mejor, se volverá de nuevo, en una especie de pirueta evolutiva, a la figura del hombre normal de ir por casa.

Entre las mujeres que trabajan en el taller todo es de lo más estereotipado; el que no entre en la foto, es un malvado. Hay una envidiosa con mala leche que lleva el dorsal en la espalda de ser votante de Le Pen, cómo no, siendo las demás excelentes personas que se deshacen en servir, enseñar y ayudar a la jovencita desde el primer momento. Porque es de fuera, si habláramos de la vecina del barrio de toda la vida la pondrían la zancadilla cada dos por tres. El país de Jauja. Qué miseria de personajes todos los habidos, tan colocados, todo lo que dicen, lo que hacen, es tan previsible que da asco. Y respecto a pensar que estamos en el ejemplo del cuento de la Cenicienta, pues eso, que es un cuento. Ni de lejos se parece el caso. La Cenicienta era dulzura, bondad y alegría. Aquí eso no se ve por ninguna parte. Peñazo de película.
floïd blue
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