Tras una introducción de más de media hora, Statham suelta una lagrimita. Y no es porque llore de alegría; es cuando adivinas que va a empezar a repartir y todos tendrán que cobrar.

El caso es que el personaje de Statham empieza a convertirse en un molde: acción en distintos escenarios. Un asunto tan peliagudo como Safe no puede funcionar nada más que con Statham pero claro, empieza a resultar todo un pelín disparatado. Statham es una máquina de matar que pide un ruso blanco y un tenedor en la barra de un bar y da un salto que no lo ves en otro. Cuando toca el suelo con los pies han caído 3 ó 4 tíos. Sus ganchos, su agilidad, demuestra un fuerte entrenamiento y que se toma muy en serio sus personajes pero, desde mi punto de vista, le falta un pelín de emoción, o tal vez sea, un acompañamiento.

Statham está encasillado en el tipo solitario, asesino, y parece que no pueden colocar a su lado, por ejemplo, una historia de amor, o de rollete con alguna tía que surja por el camino. Le han puesto a la chinita con un tema de memoria fotográfica algo exagerada, sobredimensionada, con unos tíos raros con caras de asesinos y de ahí parte la acción. La película no engaña, se trata de acción y eso es algo que Statham vende muy bien