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España España · Pasajero 58
Voto de floïd blue:
8
Romance. Comedia La húngara Nella Vago (Gloria Swanson) es una diva de ópera cuyo agente insiste en que sus representaciones carecen de pasión, una situación que sólo podría cambiar si la propia Vago tuviera una verdadera experiencia amorosa. En un viaje de vuelta a Budapest, Vago descubre que su novio, el Conde Albert von Granac, tiene una aventura. El ánimo y la titubeante carrera de Vago recibirán entonces un gran impulso gracias a la relación de la ... [+]
20 de agosto de 2009
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que esta película es una joya, lo es, para mi. Ella está estupenda y él, en su línea de galán. Los diálogos entre ellos son para saborearlos. Las formas de actuar igual, como ella se excusa una y otra vez por haber entrado en su vestíbulo para hablar y como él disimula para hacerse el duro.
Ella es una cantante que no logra llegar a la cima porque falla en algo tan importante como es poner su espíritu en la voz; y claro, no logra convencer a los críticos. La falta el amor, la pasión. Y tiene que buscarlo. Es lógico, para esas cosas hay que ser pasional: para pintar como Van Gogh; para tocar el piano como Chopin; para escribir como por ejemplo George Sand, el amor del anterior; para cantar como El fary; para... para muchas cosas.
La película no es más que una obra sencilla de romanticismo y humor, de las de antes, y aquí, siempre a la búsqueda del más allá, es donde quería llegar, como ser peliculero que soy.
En el año 32, Lubitsch hizo Un ladrón en la alcoba y al ver Esta noche o nunca, no pude, rápidamente, evitar acordarme de ella, de esa otra magnífica comedia romántica.
¿Se fijó Lubitsch en LeRoy? Si lo hizo, lo hizo bien.
Ambas parten en los canales de Venecia, en ambas un gondolero canta. Las estampas surgen de grandes ventanales y el amor espera fuera. Las conversaciones entre la condesa y el ladrón están llenas de ironía y sensualidad, la misma y del mismo estilo que éstas entre el misterioso caballero y la cantante, siendo la forma de vida que llevan (uno un ladrón y el otro un supuesto gigolo) el inconveniente, junto a terceras personas, que impide a las enamoradas mujeres llegar a ellos. Arrojarse a ellos, vamos, sin tonterías.
Lubitsch elegió posteriormente a Melvyn para varias de sus películas, todas románticas.
Quiero creer que algo hubo, por lo menos ambos directores demuestran que son expertos en imprimir en las secuencias de sus películas una sensualidad que roza los bordes del macro cosmos.
floïd blue
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