Serie de éxito de la que salió posteriormente otra serie: Los Roper. En estos capítulos de Un hombre en casa, los Roper era un matrimonio que vivía en la misma escalera y eran los dueños de la casa que tenían alquilada a las dos chicas y a Robin. El marido, George Roper (pronunciesé George alargando la o, como hacía su mujer), era un vago que vivía de las rentas y del paro sin intención alguna de buscar trabajo, andaba siempre pendiente del trío vecino, un cotilla, y de cobrar las mensualidades. Su mujer, Mildred, le paraba los pies continuamente ayudando a los muchachos en todo momento, cosa que cabreaba al viejo George.
Robin iba detrás de la morena que era la más sensata de los tres; la rubia era tonta del culo. A pesar de vivir con ellas nunca llegó a profundizar en las relaciones. Era buen chaval.
La serie era graciosa porque siempre tenían algún lío montado.