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España España · Pasajero 58
Voto de floïd blue:
9
Cine negro. Drama Durante una terrible noche de borrasca, el policía Johnny D'Amico es testigo de un asesinato en plena calle. El asesino asegura que es policía y mientras muestra una falsa placa de identificación, aprovecha para escapar. (FILMAFFINITY)
18 de marzo de 2011
24 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se hacía buen cine entonces. Lo importante era el guion; los efectos especiales es lo de menos. No se estilaba, por lo que fuera. Hay que dar el valor que se merece a estas películas porque el trabajo realizado logra un buen conjunto casi siempre, son obras válidas y que perduran. Es el cine negro de antes. De grandes detalles, perfilando los personajes.

Broderick Crawford es un policía duro. No sólo por la pinta sino que el director le hace moverse por su apartamento con una botella de tercio de cerveza de un lado para otro. Con esto quiere decir que si se toma un vino blanco y una cerveza en un bar, a pares, no es que tema al poder invisible, ni que quiera aparentar ser muy duro, sino que bebe a base de bien, sin problemas, desde que se levanta por las mañanas.

Cuando coge un arma, no coge una pistola, se guarda dos. Porque además de duro, es un poli listo. En el cine negro no hay cabida para los graciosillos, no es para polis que piden un descafeinado con leche, por favor. Y sacarina. Tampoco hay cabida para criminales ocasionales. Los criminales son del tipo Lang. Los psicópatas. Los que alucinan torturando. A hombres y a mujeres. Los traidores. Los que se ocultan en la oscuridad y mantienen su personalidad en secreto.

Y los chivatos son todos de la peor especie. El chivato muere y nadie le echa de menos. Nadie tiene compasión por un chivato, ni el espectador siente pena alguna por ver un chivato muerto en la calle en medio de un charco de sangre. El espectador lo que quiere es que el poli duro agarre al asesino para que pague. Pero no porque haya matado a un chivato, sino porque todos queremos que alguien pague el pato. Porque a nosotros nos toca muchas veces pagar el pato y ya está bien.

El poder es invisible, pero se mueve por espacios bien visibles. Se mueve entre medias de mujeres, entre medias de matones y de trabajadores que te apartarán a un lado a la mínima. Entre garitos sucios y entre policías corruptos. Hoy día es muy difícil que alguien pudiera sobrevivir si se metiera en el cine negro de antes.
floïd blue
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