Señores, seamos serios. No hay nada que temer. La película está bien. Entre los adjetivos despectivos de los críticos creo que el más acertado podía ser que El protector es un producto que sabe a “recalentado”. O sea, que podía ser un refrito. Pues no es ningún refrito.
Es un frito.
Es un frito de lo mismo ¿para qué nos vamos a engañar? Y nos gusta. Y no es un precocinado.

Lo siguiente podría estar en el hecho de que está semiproducida y escrita por el señor Sylvester Stallone. Pues bien. No tenemos que asustarnos tampoco. Stallone es un famoso guionista que está acostumbrado a las escenas y a los diálogos de gente de pocas luces como Rocky, o de otros con problemas de ubicación como Rambo.
Por tanto el guion está bien y es apropiado para Statham, que es un tío que tampoco se dedica a la oratoria, que digamos.

Por lo demás podríamos añadir que es triste, desde luego, que un padre enseñe a su hija que cuando vaya a sacudir a alguien, es mejor pegar siempre dos veces. Es triste. Y más si la niña tiene 10 años y luego ejerce esas enseñanzas en el cole. Pero ¿qué le vamos a hacer? Esto es así. Y también es triste que muchos niños abusen de otros, ¿cómo se arregla esto? Aquí hay mucha gente sensible que podía responder… Pues que responda; yo de momento ni entro ni salgo pero creo Statham es de los que piensan que una hostia a tiempo ahorra mucho en psicopedagogos, y será verdad. Por ahí pueden ir los tiros.

La película tiene sus tiempos muertos en los que uno puede investigar por qué Jason Statham lleva siempre puesta la gorra. Pues no es así, delante de la pedagoga del colegio y cuando está en casa, se la quita. A la hora de repartir candela se la pone. No pasa nada. Le dará fuerza. La película está bien. Esos tiempos muertos crean tensión y expectativas. Y las expectativas con Jason Statham suelen estar garantizadas desde hace tiempo. Es lo que hay.