Es un dicho sobre el pasado que arrastra una persona, y eso se lo suelta la chica de Wesley cuando éste le dice que quiere empezar de nuevo muy lejos de allí, junto a ella. Esta es la típica película que nadie daría un euro por ella, y se equivocarían. A pesar de su aire humilde y lo predecible que pueda parecer, ya que entra de lleno en la clásica investigación de dos policías (uno es nuestro querido amigo Wesley) sobre un asunto de dinero falso y el ansia de perseguir a los culpables de la muerte de un compañero, tiene un ritmo de lo más relajado, interesante y entrañable. Y Wesley se desenvuelve durante todo el metraje de esa manera. Atraen esos policías desencantados con amores en la cuerda floja y siempre discutiendo con los jefes, y Wesley es un prototipo especial para ese personaje. Se le aprecia sin remedio.

La película cuenta también con una sugestiva musiquilla de fondo, clásico aire noir, y un montón de actores y actrices conocidos interpretando personajes con sus peculiaridades que dotan el argumento de una viveza sin igual, y eso que no tiene mucha acción, Wesley ni siquiera tiene que pelear. Las mujeres son especiales por su papel, y es increíble que una película de este estilo consiga tan bien representar ese amor que puede sentir la clásica mujer de buen corazón por cualquier tipejo. Creo, sinceramente, que la película está infravalorada, es relajada, creíble, bien montada y tiene un final maestro sobre la fatalidad que acecha a los embaucadores, esos tipos de aire simpático y de galán de feria que tan bien lo hace Dennis Hopper cuando es el caso. Incluso, en la escena final, sobre impreso, se escribe el final del perseguidor y el perseguido, como si quisieran dotar a la película un aire de historia real. Pues ya está, para mí lo ha sido.