Historia muy convencional sobre un sheriff abocado al enfrentamiento contra el malvado de turno, que por lo general es el poderoso terrateniente, el que tiene más dinero, el que nunca ve saciado su voraz apetito de tener más y más y que parece que sólo el revólver será la forma de detener su desmanes contra los más débiles.

En este caso incide la película sobre los sentimientos escondidos de la gente, como si tener sentimientos fuera algo por lo que avergonzarse y hubiera que esconderlos. Aunque en primer plano destaca esa figura fría del sheriff, que parece que ya no sonreirá jamás, viudo de una india que le dio un hijo. Con sus intervenciones y su heroico comportamiento va sembrando buenas vibraciones y alcanzando la sensibilidad de la gente del pueblo, así por ejemplo le hace reconsiderar su actitud a la mujer que en tiempos fue maestra pero que el mundo la volvió de otra forma.

El matón es John Russell. Le reconoceremos inmediatamente por un papel similar que interpretó años después en El jinete pálido (1985), de Clint Eastwood.