En esta película hay una de las secuencias que más me ha impactado en el cine:
-Papá, estoy esperando a que vengas a recogerme.
-Pero hijo, pensaba que habías muerto...
La película despide amargura, dolor, nos lo muestra como es, profundo, sin necesidad de escenas escabrosas, ni histeria, ni locuras. Es una de esas películas que impactan acompañando al turista con sentimiento, y le conoces, le comprendes. Comprendes a su mujer, ella también tiene que superarlo pero si su marido no lo puede llevar de la misma manera tiene que aceptar que haya una separación. Comprendes a la familia.
¿Puede un hombre tan centrado ya en una línea fija, inmutable, encontrar una esperanza?
No una solución, por supuesto, pero una esperanza para poder ir por esa triste línea al menos acompañado.
Sí, se puede, siempre que esa persona sea diferente, impulsiva, desconcertante, y claro, sea de esas mujeres soñadoras que pueden enamorarse de un tipo triste.
¡Qué mundo tan raro!