David Farrar, con su físico, parece una réplica de Gary Cooper, un apuesto galán que se las lleva de calle. Un rompecorazones. En este drama, con una dirección de Basil Dearden que llama la atención por su efectividad, nos encontramos con una historia bien relatada, creíble e interesante que empieza en el Londres de la postguerra. De nuevo tenemos a Herbert Lom, diría que en sus principios, de joven que aparece, el que fuera luego el paciente jefe del superagente 86, y por supuesto a Jean Simmons muy guapa y eficaz como es ella. Me agrada siempre encontrarme con Bernard Lee, el inolvidable M, jefe de los 007, Sean Connery y Roger Moore, y, antes, el que fuera entrañable sargento en Viena (el de "eso ha sonado antibritánico"), en la película El tercer hombre (1949). No puedo resistirme a una escena en la que aparezca el clásico bobby londinense con su casco tipo bombero, así de golpe, sorprendiendo, preludio de la aparición posterior de la pareja de inspectores de Scotland Yard, siempre presentada como tipos con gabardina, flemáticos, desconfiados y cínicos. Pues aquí Bernard Lee aparece de Inspector jefe, lo que me hace gracia porque parece que su vida real fuera acorde con sus papeles en el cine, ya que pudo estar en esas fechas en Scotland Yard y con el tiempo ir ascendiendo en el Ministerio hasta llegar a ser "M", en el MI 6. El departamento encargado de Asuntos Exteriores y de los 00.
La película por el tipo de drama que muestra, es un ejemplo de cómo deben hacerse las cosas, de lo que es lo auténtico y valedero, y no esas telenovelas de sobremesas aburridas que la televisión inunda los fines de semana.