La película viene avalada como un remake de la serie Yo, espía, de los años 60, dentro de esta corriente que hay de recuperar series pasadas y actualizarlas. En realidad es un buddy film de dos amigos uno blanco y el otro negro. En la serie, Robert Culp protegía su identidad de espía como jugador de tenis, que encima debía estar entre los primeros de la ATP, y su colega, Bill Cosby, era su amigo o manager o representante. Aquí, Owen Wilson es el espía al que le agregan a un boxeador negro en la cima de su carrera, Eddie Murphy, para pasar inadvertido en su misión de recuperar un avión espía.

A duras penas cumple con lo que se espera en una película de humor con acción, debido a un presupuesto que se ve que no era mucho y una trama de lo más facilona. Incluso hay momentos que los dos amigos se detienen a charlar de tonterías en unas cloacas que extrañamente los prestas atención y todo, como si te interesara lo que dicen; y parte de la acción es en sitios cerrados y despejados, como si buscaran economizar en tiempo y dinero. No obstante ahí están los dos, haciendo el tonto y con varios giros opacos, más Famke Janssen, Gary Cole y el señor McDowell cumpliendo religiosamente su contrato, y los colegas negros que rodean siempre al líder para dar ambiente y reírse de sus gracias, en este caso, Kelly Robinson, el campeón invicto. Eddie Murphy, como siempre, con incontinencia verbal.