Esta película es una pequeña novela de misterio, antigua, con encanto, de esas rústicas con un dibujo en la portada, una novela que se lee rápidamente porque no puedes parar ni un instante deseando ver qué pasa a continuación. Y ése es el ritmo que perfectamente imprime Hathaway a toda la película, tan medido y controlado que se ve con interés de un tirón.

Las imágenes de la película recrean espléndidamente el ambiente de intriga, y por otra parte el título y el asunto nos lleva a pensar en una investigación al estilo Conan Doyle que se inicia de casualidad; podremos pensar que nos encontramos con un Sherlock Holmes ciego ayudado por su fiel mayordomo haciendo de Watson que el pobre no para siguiendo pistas; pero esto no es más que un comentario sin maldad ninguna y en base a los procedimientos típicos ingleses de investigación con guías telefónicas y listines, métodos hoy día desaparecidos. Por otra parte, no hay nada más que repasar la filmografía del señor Hathaway para darse cuenta de su sobrada solvencia, además que los misterios no son patrimonio de nadie por lo que se puede comparar o no comparar con otras, da igual.

Esta es una gran película. Una película de conversaciones intrigantes, que es como surgen los buenos misterios, e investigaciones particulares que hacen sentir el peligro. Presencias que llaman la atención, personajes que nos causan verdadero placer conocer con su exquisita educación, mujeres para admirar y policías londinense avisando con el silbato de una pista. Y como no puede ser de otra forma, un amor difícil…

Espléndida en todos los aspectos, A 23 pasos de Baker Street es una historia para no perder ni un segundo de atención que ofrece mucho más de lo que uno piensa.