Luis de Funes, en su momento, fue el actor de más éxito en Francia. Ya hiciera de rabino, de gendarme, de profesor..., su formas de actuar eran siempre la misma.

Sobre esta película, su actuación es la de director de un colegio cuando termina el curso y gira en torno a los problemas que les dan sus dos hijos y una muchacha inglesa de intercambio que llega a su casa a estudiar francés.
Estas grandes vacaciones son de lo más flojo en su filmografía. Sus expresiones, sus muecas, sus gestos... son la base de la película, por tanto no puede esperarse mucho más.
Lo que quiero decir es que a quien no le guste este genial actor, mejor que no la vea.
Típico de su humor es por ejemplo cuando le dejan subir a su coche dos chicas y se sienta atrás donde va un perro tan grande como un león. Yo me río con su mosqueo pero entiendo que muchos no le vean la gracia.
Igual que cuando en la cama sueña que lleva en coche a su hijo y a la muchacha como si fueran dos estrellas del espectáculo y las caras que pone porque no lo soporta.
Sus broncas al personal son también históricas y son un clásico de la cinematografía mundial, igual que cuando era gendarme y no paraba de incordiar a sus subordinados. Genial. Por desgracia, como digo, aquí no hay muchas muestras de todo ello.

Hay que tener en cuenta que yo le conocí bien y le tengo mucho cariño pues estuvo una temporada persiguiéndome, mientras fue comisario.