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Voto de Antonio Morales:
7
Drama En una pequeña ciudad del Norte de Italia, vive apaciblemente una familia formada por los padres (Giovanni y Paola) y dos hijos adolescentes: Irene, la mayor, y Andrea, el pequeño. Giovanni es psicoanalista. En su consulta, situada al lado de su apartamento, sus pacientes le confían sus neurosis, que contrastan con la calma de su propia existencia. Su vida se rige por una serie de costumbres o aficiones: leer, escuchar música, aislarse ... [+]
6 de marzo de 2016
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película se centra en el impacto que tiene la muerte de su hijo adolescente Andrea para el psicoanalista Giovanni (encarnado por el propio director Nani Moretti), su esposa Paola (Laura Morante) y la hija de ambos. Un melodrama que el cineasta parece querer narrar para indagar, sin estridencias ni tremendismos, silenciosamente y desde el interior, en lo más profundo de un dolor innombrable, inasumible y quizás insuperable. El film se articula de forma sencilla y transparente. Tras un prólogo expositivo que muestra la vida cotidiana y feliz del matrimonio y sus hijos, conocemos la noticia del fatal accidente del muchacho y acto seguido, el drama que vivirán desde entonces los tres miembros de la familia y las relaciones que éstos mantienen entre sí.

Ganador de la Palma de oro en Cannes 2001, el film se adentra en la desgarradora experiencia que supone convivir con el dolor de la ausencia y con la memoria del hijo desaparecido, pero no recurre a modos quejumbrosos ni tintes melodramáticos de fibra sensiblera, sino desde la perspectiva liderada por el padre, quien intenta dar marcha atrás en el tiempo para tratar de evitar los hechos consumados. Esta es la dimensión más atractiva del film y lo que interesa realmente al cineasta. La actitud que adopta Giovanni tras la muerte del hijo, tanto de combativa y resistente como de cobarde y escapista, sintiéndose culpable por haber variado su agenda, dando lugar a no compartir ese fatídico día con su hijo, comportándose como si fuera posible dar marcha atrás al calendario.

Esa amargura impregna unas imágenes que nunca pierden su serena compostura y subyace, incluso, a una secuencia tan realista y desnuda, tan desgarradora y escabrosa, que describo en spoiler. Pocas veces se ha enfrentado el cine, con un bisturí tan silencioso y tan elocuente a la vez, a la imposible tarea de afrontar la irreversibilidad del dolor producido por un suceso semejante. Una mirada que conjuga distancia y emoción para completar una obra de extraña serenidad, imbuida de una secreta belleza que no es estética, sino interna, que no es ornamental sino existencial. Un doloroso viaje de duelo que despoja al melodrama del excesivo sentimentalismo habitual en el género, mostrándonos un cine adulto y reflexivo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Antonio Morales
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