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Voto de Antonio Morales:
7
Drama Blanche, que pertenece a una rancia pero arruinada familia sureña, es una mujer madura y decadente que vive anclada en el pasado. Ciertas circunstancias la obligan a ir a vivir a Nueva Orleáns con su hermana Stella y su cuñado Stanley (Marlon Brando), un hombre rudo y violento. A pesar de su actitud remilgada y arrogante, Blanche oculta un escabroso pasado que la ha conducido al desequilibrio mental. Su inestable conducta provoca ... [+]
11 de julio de 2014
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
El nombre de Elia Kazan está íntimamente relacionado con los de Tennesse Williams y Arthur Miller, dos de los dramaturgos más importantes de la postguerra estadounidense. De hecho, su carrera en la escena es un completo catálogo de las mejores obras teatrales norteamericanas del siglo XX. Kazan también mantuvo una intensa amistad con Williams, plasmada en una larga y apasionada correspondencia, por lo que su trabajo en los montajes teatrales le sirvió como experiencia para llevarlos a la pantalla con otro lenguaje pero respetando el espíritu de la obra.

De todos los cineastas que han adaptado las obras de Tennesse Williams, han sido muy pocos los que han conseguido el respeto y el distanciamiento necesario hacia el autor adaptado, uno de los escasos directores ha sido Elia Kazan. Rompiendo las férreas formas del teatro filmado y trasladando a la pantalla esa corriente de impulsos y sentimientos casi enfermizos sobre los que el dramaturgo cimentó su obra. La historia del rudo obrero Stanley Kowalski (un soberbio Marlon Brando) y su cuñada Blanche Dubois (asombrosa Vivien Leigh, que había hecho el personaje en los escenarios londinenses bajo la dirección de su marido Laurence Olivier) fue suavizada convenientemente aunque sin perder un ápice de su fuerza dramática y su extraña y malsana fisicidad.

Ambientada en el barrio francés de Nueva Orleans, la desgarradora historia gira alrededor de una mujer frágil, pálida y fantasiosa que se ha refugiado en aventuras amorosas nada edificantes para olvidar un traumático pasado, siendo repudiada brutalmente por su cuñado. La colisión de dos mundos antagónicos, aunque igual de endebles, que el cineasta encierra en el interior del pequeño apartamento de Stanley y su mujer Estella (Kim Hunter) y observa a partir de rasgos cotidianos como las partidas de póker, el deterioro del barrio o el sudor que se adhiere a los personajes llegando a la degradación moral. Blanche vive en mundo ficticio que ella misma se ha construido, para olvidar sus amarguras y fracasos.

Elia Kazan realiza una acertada puesta en escena desde el universo dramático de Williams, con ambientes siempre sórdidos y opresivos, en una comunidad cerrada dentro de una sexualidad enfermiza que arrastra a los personajes a las pasiones más bajas. La obsesión atroz de Mitch (Karl Malden) por ver a plena luz el rostro arrugado de Blanche, la mujer que guarda como un tesoro las cartas amarillentas de sus amores de juventud. El conflicto planteado por el dramaturgo es el de la decadencia, el de la degradación moral y Kazan suscribe y corrobora su discurso reforzándolo con una discreta elegancia.
Antonio Morales
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