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Voto de Antonio Morales:
8
Drama Jack Baker y su hermano Frank trabajan desde hace muchos años como pianistas en salas de fiestas. Como todos los músicos han pasado por buenos y malos momentos, pero una noche su actuación es un fracaso tan estrepitoso que acaban siendo despedidos. Es entonces cuando se les ocurre la idea de contratar a una cantante para relanzar su espectáculo. (FILMAFFINITY)
1 de mayo de 2015
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Steve Kloves es un famoso guionista hoy en día gracias a la saga de Harry Potter, pero su debut como director llegó con este excelente film que él también escribió. Kloves nos muestra el “show business” desde dentro, en clave de comedia dramática, una historia lúcida y amarga que narra el devenir de unos hermanos pianistas en un contexto depresivo y a menudo sórdido, en sintonía con la mitología del clásico perdedor. El malogrado Sidney Pollack encarriló la producción en la que los hermanos Jeff y Beau Bridges encarnan admirablemente a los protagonistas, que malviven tocando temas populares en locales de diversa índole y que para remontar su declive artístico deciden contratar a una cantante femenina, Susie Diamond (Michelle Pfeiffer), “cuanto más corto sea el vestido más público asistirá al espectáculo” sentencia uno de los empresarios que les contrata.

El vinculo fraternal entre Jack (Jeff Bridges) y Frank (Beau Bridges), sostiene, peor que mejor, dos personalidades antitéticas: amargado y chulesco el primero, que ahoga en alcohol su frustración por no poder consagrarse al jazz en serio; sensato hombre de familia el segundo, que asume su suerte profesional y vital “yo tengo que mantener una casa, mujer e hijos, tú sólo tienes un perro enfermo y un apartamento cochambroso” le recuerda a Jack, llevando el control laboral del dúo. Los lazos afectivos y profesionales se verán enturbiados por la pasión que estalla entre la bella Susie, una chica muy atractiva y carismática de inconfesable pasado. Tan minimalista historia pierde los estereotipos que, sobre el papel, pudiera contener, gracias al talento de Kloves mediante el cual fluye, según un ritmo pausado por los estupendos números musicales que describen ese mundo interior y sugestivo, puro blues de celuloide, sin aspavientos truculentos ni subrayados melodramáticos.

La banda sonora creada y orquestada por el gran David Grusin, rezuma tenues tonalidades jazzísticas que saben ser tanto ilustración episódica como definir estados de ánimo, dobla también las interpretaciones al piano de Jeff Bridges que forma junto a la Pfeiffer, una pareja con mucha química y un portentoso erotismo en las canciones que interpreta la actriz. La fotografía es digna de mención por parte de Balhaus, recreando esos ambientes cálidos llenos de romanticismo y glamur. Una historia de amistad y dependencia emocional y laboral a tres bandas, trufada de espléndidos diálogos que nos deja un resquicio esperanzador entre tanta decepción.

El film tiene un aroma especial, una sensibilidad que transciende en cada plano, con escenas jocosas e inteligentemente descritas del trío, como en los escarceos amorosos entre Jack y Susie. Ese destartalado apartamento de Jack donde añora sus tiempos de Jazz, sus fotos en actuaciones, con los discos que guarda de Bill Evans, Duke Ellington o Benny Goodman que salpican noches de vigilia y de ensoñador éxito, todo ello puntúa el recorrido de esos tres desarraigados a la búsqueda de la dignidad y la autoestima.
Antonio Morales
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