Los prolegomenos de la batalla de Bailén
Dicha batalla sería crucial para el curso de la guerra, tuvo lugar el 19 de Julio de 1808, muy cerca de la ciudad jienense, con la victoria de las fuerzas españolas al mando del general Castasños. “Los guerrilleros” alude a esos días previos en los que un pequeño grupo de ciudadanos armados intenta retrasar la llegada de un destacamento francés que está agrupando en la zona, el general Dupont. Un claro y digno ejemplo de un cine popular, folclórico, reivindicativo y divulgador, en cierta forma, de nuestra Historia referida a la invasión napoleónica. Un tiempo del que no debemos avergonzarnos a pesar de que nuestras autoridades no estuvieron a la altura, especialmente un rey timorato y traidor cuyo nombre no merece figurar en esta reseña, que huyó eludiendo su deber, porque tendría que ser el pueblo llano el que se levantó contra el tirano invasor en la denominada Guerra de la Independencia.

Una película atípica si queremos incluirla en algún género cinematográfico: tenemos guerra pero no asistimos a ninguna batalla, hay acción pero no es de aventuras, hay canciones y baile pero no es un musical, tenemos humor pícaro pero no es una comedia y finalmente hay amores pero no es un melodrama romántico. Por lo tanto, dejémoslo en una miscelánea de estilos, amena y entretenida con gran visión comercial que supuso el debut en la pantalla de dos de los artistas más mediáticos y populares de la copla, durante la década de los sesenta y setenta. Mi paisano Manolo Escobar (el joven guerrillero José Manuel) y la gran Rocío Jurado (la mesonera Salvaora). Junto a ellos un lujazo de secundarios excelentes que no voy a mencionar porque figuran en los créditos.

En plena guerra de la independencia, una columna del ejército francés al mando del Coronel Tenardier se dirige hacia Andújar para unirse al general Dupont y enfrentarse contra el general Castaños. Para ello deberán pasar por el pequeño pueblo de Montoro. Sin embargo, los guerrilleros que vienen hostigando a los franceses desde el inicio de la guerra, no van a ponérselo fácil. Todo el pueblo de Montoro, con José Manuel a la cabeza, organiza una trampa a los franceses, aparentando una gran hospitalidad, y organizando en su honor una corrida de toros.

Una excelente fotografía en panavisión, recrea los majestuosos parajes de la Andalucía rural con esa luz cristalina y ese sol castigador del caluroso verano andaluz. Pese a ser una producción relativamente modesta, la ambientación de esos pueblos blancos de plazas polvorientas, los decorados, la dirección artística y los números musicales perfectamente ensamblados merecen un gran reconocimiento artístico. La fisicidad de una tierra noble poblada por unos moradores que han hecho de su cultura, un arte que ha seducido hasta nuestros invasores, un folclore universal, por el que se conoce nuestro país en todo el mundo.