Flaco favor hace esta torpe y acartonada comedia al cine y la comedia española de lo años cuarenta, nada que ver con otras de su época que lograron hacernos reír y pasar un rato agradable y que no voy repetir porque están en la mente de todos, no es de extrañar que sea prácticamente desconocida por los usuarios y hasta la fecha, nadie se haya tomado la molestia de escribir algo sobre ella, aunque sea para ponerla en su justo lugar, un proyecto fallido de comedia cuyo culpable creo sin duda que es el director, Jerónimo Mihura, por muy buen ayudante de otros cineastas que haya sido, no está a la altura pese a que hallemos el espíritu del humor de su hermano.

Con un guión de Sáenz de Heredia y el propio director, urden una comedia poco agraciada basada en el humor del absurdo, cercana al estilo del famoso dramaturgo Miguel Mihura, hermano del director, pero que en ningún momento cumple con las expectativas. Una trama de matrimonios de conveniencia, dinero, hedonismo y enredos varios a la que el tiempo la ha destrozado sin piedad, pues se nos antoja obsoleta y lo que es peor… totalmente ridícula y aburrida. César, Marcelino y Arturo son tres jóvenes licenciados en medicina que tras la arenga patriótica de rigor en el paraninfo por el enfático rector de la universidad, según mandaban los cánones, deciden hacer una apuesta que condicionará su futuro sentimental. Una pretendida comedia loca y disparatada que a pesar de contar con un gran casting no termina de funcionar, tiene algunos momentos brillantes, más por méritos de algunos actores que por el pueril argumento o la pericia de su director que se muestra torpe desmañado.

Un film lleno de tópicos y situaciones poco brillantes: “Nunca fue el camino de Babel, el mejor para llegar al cielo”, afirma uno de sus protagonistas. Frase lapidaria y moralizante a la vez, de unos personajes estereotipados, provincianos y ñoños. Y yo creo que para hacer comedia, uno de los géneros más difíciles de filmar con éxito, hay que dominar perfectamente el ritmo narrativo, la puesta en escena y un argumento que despierte un interés mínimo, y mucho me temo que ninguno de los conceptos aludidos se cumplen adecuadamente. Un fiasco que no recomiendo porque ni divierte ni entretiene, y mucho menos se puede aprender nada de esta película que no la salva ni el maravilloso Manolo Morán.