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Voto de Antonio Morales:
6
Drama Un escritor de éxito lee su nueva novela ante una multitud de admiradores. Se trata de la historia de un escritor fracasado que tiene la fortuna de encontrar un manuscrito. Lo publica como suyo y obtiene un éxito espectacular que lo convierte en uno de los mejores escritores de su tiempo. El autor del manuscrito resulta ser un anciano que lo escribió durante su juventud, cuando estuvo destinado en París tras la Segunda Guerra Mundial ... [+]
29 de mayo de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Hasta qué punto la creación artística es una necesidad natural, un impulso, pero también un deseo de reconocimiento, de diferenciación con respecto a los demás? ¿Cómo surge la verdadera obra de arte? ¿A través de la entrega? ¿Por medio del dolor? ¿O de ambas? ¿Y no podría ser por una concatenación de circunstancias? Estas son algunas de las cuestiones que plantean los directores del film, más acertados en sus planteamientos que desgraciadamente en los resultados. No obstante lo mejor del film, en mi opinión, es que la película te invita a pensar, a reflexionar sobre lo que empuja a una persona a plasmar negro sobre blanco, cualquier emoción, reflexión, fábula o experiencia vivida. En mi caso, modestamente puedo decir que mi impulsa una emoción y unas ganas de expresar lo que siento, tras ver un film y el deseo de compartir con otros mis opiniones más o menos acertadas, pero siempre sinceras.

El film narra a través de un trío de escritores que protagonizan las tres historias entrelazadas a modo de cajas chinas (técnica literaria). El autor de éxito, Clay Hammond (Dennis Quaid), que lee unos pasajes de su nueva novela “The words”, ante un entusiasmado auditorio, relatando la historia de Rory (Bradley Cooper) un joven con pretensiones literarias cuyos escritos son continuamente rechazados por las editoriales hasta que, de manera fortuita halla un viejo manuscrito cuya calidad hace caer en la tentación de transcribirlo y firmarlo como suyo, obteniendo un clamoroso triunfo como escritor. Embriagado de popularidad y reconocimiento, un enigmático anciano (Jeremy Irons) se acerca en un parque neoyorquino a Rory para contarle sus vivencias en el París de posguerra, las dramáticas circunstancias que le llevaron a escribir una novela que extravió.

Reconozco que es difícil acertar cuando se navega en las procelosas aguas de la creación artística porque se suele recurrir más a los aspectos románticos, anecdóticos o conflictivos que giran sobre el artista que por el propio hecho creativo en sí. El problema de Rory es más una cuestión de falta de talento y de deseo de reconocimiento que por el dolor que implica el acto de crear o por sufrir un bloqueo creativo ( el miedo al papel en blanco). Los directores del film navegan en otro sentido, tratan de englobar el fenómeno de la creación literaria a partir de contraponer tres tipologías de autores: el escritor que goza de reconocimiento, Clay, el joven con aspiraciones a serlo pero de dudoso talento, Rory, y aquel que, sin una aparente vocación literaria, concibe en un arrebato una obra maestra, el ahora anciano.

Sin embargo, el peligro que corre este planteamiento radica precisamente, en la posible variabilidad del interés y la calidad de unas con respecto a otras. Y es ahí donde reside el desequilibrio del film, porque el episodio de los recuerdos parisinos del anciano, mostrado en “flashback”, es el que posee un interés, una densidad dramática en la pareja parisina y una intensidad emocional mayor que los demás, por la concepción de los personajes y la propia puesta en escena, infinitamente superior a las desventuras de Rory y su esposa (interpretaciones muy planas), así como el acoso de una joven estudiante al arrogante y madurito ligón que es Clay.
Antonio Morales
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