Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Antonio Morales:
10
Cine negro. Intriga. Thriller Tras suicidarse, el policía Tom Duncan deja una carta en la que confiesa haberse dejado sobornar por una banda de gángsters, pero también denuncia la corrupción de altos funcionarios. Cuando el sargento Dave Bannion trata de esclarecer su muerte tropieza con toda clase de obstáculos. (FILMAFFINITY)
10 de diciembre de 2013
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adaptación de una novela de William P. McGibern, el relato de “The big heat” había sido publicado por entregas en el “Saturday Evening Post” y comprado de inmediato por la Columbia. En una gran ciudad de la que no se nos dice su nombre, un sargento de policía honrado, que sostiene su felicidad sobre la sólida base del amor de su familia, enreda su vida en la investigación de una compleja trama de intereses corruptos que alcanza a sus superiores.

Al parecer, la novela se inspiró en hechos reales, pero si son obligatoriamente verosímiles ¿cómo puede calificarse la estremecedora interpretación de Glenn Ford? Cuando el sargento Bannion recorre por última vez con la mirada su casa vacía, la casa donde compartió aquella última lata de cerveza y aquel último bistec (demasiado caro para un policía) con su mujer, asistimos a una de las mejores caracterizaciones del dolor y la soledad que se nos ha mostrado en la pantalla, y es gracias a la contención de Glenn Ford y a los tres planos de ese maestro llamado Fritz Lang.

Es sorprendente la absoluta modernidad de esta película, sesenta años después de su estreno. Era un guión clásico que capta el interés del espectador, con el suficiente ritmo para mantenerlo atento hasta el inesperado final. Pero eso no es suficiente para lograr una obra maestra; la interpretación de todos los actores debe ser excelente y, sobre todo, la sobria, contenida y eficaz dirección de Lang, al que nunca le sobra un plano son inmejorables. Hay muy pocos matrimonios en el cine tan reales como el que encarnan Glenn Ford y Jocelyn Brando, y tampoco se ha mostrado nunca con tanto acierto en qué consiste la felicidad de una pareja que se ama y se comprende en lo cotidiano.

Nadie puede ignorar que las dos secuencias más violentas son, la cafetera hirviendo que lanza el malvado Lee Marvin y la explosión del coche de Bannion, pero las dos fuera de campo. Es cierto que hay violencia pero Lang elude el ensañamiento, como elude la sensiblería en la magnífica secuencia con Gloria Grahame: ésta ya le había pedido a Bannion antes que le hablara de su esposa y él se negó, ahora le ofrece una descripción amable, cercana e informal. El cine de Fritz Lang, está dominado por el sentimiento de fatalidad y por la lucha solitaria del individuo en un medio generalmente hostil, el cineasta muestra un detenido análisis de los personajes, cuyas reacciones resultan siempre justificables. “Los sobornados” es un fiel reflejo de un universo en descomposición, como una negra pintura sobre una sociedad a la deriva.
Antonio Morales
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow